6 de abril de 2010

Capítulo 5.

Cuéntame más.

Me ayudó a levantarme de la cama despacio para no marearme como había ocurrido anteriormente. Salimos de la habitación y me condujo por un pasillo que parecía no tener fin, cuyas paredes contenían cuadros de todo tipo y alguna foto familiar. Bajamos unas escaleras que daban a la entrada de la casa, y nos disponíamos a salir cuando oí una voz detrás de nosotros.
- ¡Hola!
Me giré, y ví a una señora muy bien vestida, de unos 40 o 50 años. Parecía cansada. Supuse que era su madre.
- Te presento a mi madre, Katherine. Puedes llamarla Kate.
- Encantada -sonreí.
Solo había que ver como se miraban para comprender que entre ellos había un vínculo especial. Apenas había pronunciado 10 palabras acerca de ella, y lo había ello con total adoración.
- ¿Vais a dar un paseo?
- Sí, creo que la vendrá bien que la dé el aire.
- Es una buena idea, Mike. Pasadlo bien.
- Muchas gracias -dije amablemente.
Abrimos la puerta, y ante nosotros apareció un gran jardín, inmenso, lleno de árboles por todas partes.
- Guau -fue todo lo que pude decir.
Michael sonrió. Hacia un gran día, muy soleado. Así que sí, había sido una buena idea salir a tomar el aire.
Comenzamos a caminar, sin rumbo, en silencio. Le veía mirar el cielo, las aves que pasaban por encima de nosotros, escuchar cada ruido que provenía de los árboles...
- ¿Te gusta mucho todo esto, verdad? -pregunté.
- Sí, me encanta. Es algo precioso. ¿No te lo parece?
- Sí, desde luego que lo es. Poca gente sabe apreciar esto.
- Eso mismo pienso yo.
Continuamos caminando unos 30 minutos en silencio. La verdad es que no necesitaba nada más. El paisaje era cautivador, te envolvía totalmente. De vez en cuando echaba un vistazo a Michael, que caminaba a mi lado, inmerso en sus pensamientos y sin perderse ni un detalle de lo que pasaba a su alrededor. Sus ojos negros iban de aquí para allá, con total admiración por todo lo que pasaba. Verle a él así también era cautivador...
De repente bajó la mirada, y acto seguido la depositó en mí.
- Cuéntame cosas de tu vida -dijo, sin más.
- De... ¿Mi vida? -no creía que nada de mi vida le pudiera resultar fascinante. Era, simplemente, normal.
- Sí, claro, ¿por qué no? Me dijiste que eras de España, ¿qué haces entonces aquí?
- Bueno... La verdad es que yo siempre he querido viajar fuera de España. Conocer mundo y esas cosas. Vivo aquí con tres amigas, amigas de toda la vida que siempre han querido lo mismo.
- ¿Cómo se llaman?
- Pues... Dos se llaman Marina, ¿casualidad, verdad? ¡Y además se apellidan igual! -dije riéndome-. La otra se llama Lorena.
- ¿Y cómo son?
Le miré incrédula.
- ¿Te refieres a físicamente, o...?
- No, no. Como es su personalidad. ¿Os parecéis? ¿Desde cuando os conocéis?
- Nos conocemos desde siempre, desde que teníamos 3 o 4 años. Y sí, en cierto modo nos parecemos bastante. Nos gustan las mismas cosas, divertirnos, pasarlo bien. Supongo que lo mismo que le gusta a la gente de esta edad. Pero aún así, somos diferentes. Hay una... -busqué la palabra exacta- magia especial entre nosotras. Las adoro. Si tuviera que vivir solo por ellas, sin duda sería un motivo suficiente. Lo único que nos diferencia un poco es que ellas mantienen los pies en la tierra; yo soy bastante más soñadora. No es que ellas no lo sean, claro, todo el mundo lo es. Pero a mí me gusta transformar la realidad de una manera diferente, imaginar que se puede hacer con ella... A veces necesitan ponerme los pies en la tierra, algo que agradezco mucho. Son ángeles para mí.
Asintió y sonrió. Entonces, se paró en seco y se sentó en la hierba. Yo le miré e hice lo mismo. Ambos nos apoyamos en un árbol.
- Y tus padres, ¿qué opinan de que vivas aquí?
- Bueno, en principio no les hacía mucha gracia. Tan solo tengo 18 años -levanté las cejas. Había tenido mil veces esa discusión con ellos. Les parecía que era demasiado joven y a mí me parecía la edad perfecta para comenzar a viajar.
- Pero al final te apoyaron, ¿no?
- Si, podría decirse... No les quedaba otra, en realidad –sonreí-. La que me apoyó desde el principio fue mi hermana.
- ¿Cómo se llama?
- Alba.
- ¿Cómo es?
- Una enana -dije riéndome-. Es genial. Si hubiera podido elegir una hermana, ella es la que hubiera elegido.
Miró hacia el cielo azul durante unos segundos, sonrió, y volvió a mirarme.
- Cuéntame más.
Continuamos allí el resto de la tarde, apoyados en el árbol. Me preguntó por todo lo que podía: mi color favorito, mi película favorita, mis actores favoritos, la música que me gustaba escuchar...
- No tienes que decirme que te gusta mi música si no es verdad, en serio -dijo tímidamente.
- Pero, ¿a quién no le puedes gustar? -le di un codazo leve-. Mi canción favorita es “Never can say goodbye”, o “I’ll be there”. Ambas me atraparon desde la primera vez que las escuché. Otra que me encanta es “Ain’t no sunshine”. ¿Ves? ¿Tú crees que te lo estoy diciendo para hacerte sentir bien?
Se echó a reír y, como siempre que hacía una pausa, miró al cielo. Parecía que era allí donde encontraba las preguntas que seguir realizándome.
- ¿Te gustan los deportes? -continuó.
Creo que nunca había hablado tantísimo a alguien de mí. Parecía un monólogo, y él me escuchaba con total atención, analizando cada cosa que decía. Cada respuesta mía desencadenaba otra pregunta suya. Siempre que yo nombraba a alguien quería saber quién era, cuándo le había conocido, y qué le caracterizaba. Le hablé de mis grandes amigas y amigos y de prácticamente toda mi familia. Parecía estar interesado hasta en quién me había cortado el pelo o qué persona era la que me vendía el pan.
También me pidió que describiera todos los lugares en los que había estado. Mi ciudad y sus sitios importantes, alguna ciudad que había visitado de vacaciones y, especialmente, mi pueblo. Supuse que se interesó mucho por él al ver que la mayoría de la gente que describía era de allí. Notó como hablaba de él con nostalgia y con cariño, mucho cariño.
- Es chiquitito, pero eso es bueno. Todos allí nos conocemos y nos queremos. Siempre que le ocurre algo a alguien, sea lo que sea, y tenga la edad que tenga, todo el pueblo se vuelca con él. No sé si me explico... Somos como una familia de 700 personas.
- Guau. Me encantaría conocer todo eso.
Parecía realmente impresionado con todo lo que contaba. Cuando llevaba horas sin parar de hablar, decidí que ahora me tocaba a mí saber cosas de él.
- ¿No crees que es hora de que me cuentes tú a mi algo?
- No, aún no. Seguro que hay un montón de cosas que todavía no sé de ti -y volvió a mirar al cielo-. ¡Oh! -dijo sobresaltado de repente.
- ¿Qué pasa?
- Aún no me has dicho cuándo es tu cumpleaños.
Y así seguimos durante mucho, mucho rato. Cuando parecía que no sabía que preguntar y me disponía a hacerlo yo, encontraba otra pregunta que desencadenaba otra, y otra, y otra más.
No entendía como podía estar interesado en todo eso, simplemente era una vida normal. Seguro que la suya era millones de veces más interesante, pero no me dejó hacerle ni una sola pregunta acerca de ella. Siempre parecía querer saber más.
Cuando comenzó a anochecer seguíamos allí y él seguía encontrando un arsenal de preguntas que dispararme, mientras clavaba esos profundos ojos negros en mí. No sé lo que era, pero había algo en ellos. Algo diferente...
- ¿Cómo es Jonathan?
- Jonathan es... Divertido, muy divertido. Pero sobre todo es buena gente. Siempre dice que soy su niña pequeña. Su padre y el mío han sido muy amigos desde pequeños y a él y a mí, aunque no desde pequeños, nos pasa lo mismo.
- ¿Cuántos años tiene?
- Um... Unos 30, más o menos.
- ¿Cuándo le conociste?
Le miré a los ojos, que, como desde el principio de la tarde, se podía ver en ellos curiosidad y ganas de conocer.
- Esto... Michael, me encantaría seguir contándote mi vida, pero está anocheciendo. Deberíamos volver. Además, yo tengo que irme ya. ¡Ni siquiera he comido nada en todo el día! –reí.
- E cierto -dijo. Aprecié un cierto tono de tristeza en su voz, pero lo deseché al instante. ¿Michael Jackson triste porque me iba?-. Venga, vamos.
Se levantó, y yo hice lo mismo. Comenzamos a caminar hacia el lugar de donde habíamos venido, mientras, como antes, íbamos observando en silencio el paisaje que ahora se tornaba oscuro.

5 comentarios:

  1. tu historia es perfecta, preciosa:D

    continua!

    ResponderEliminar
  2. MY GOD!!!!
    continuo diciendolo...¡me encanta!
    eresmuy bueeenaaaa...gracias por esta historia!

    ResponderEliminar
  3. pobre..debee de sentirse un poco impresionada, el queriendo saber d su viida..!

    continua! me encanta..nunca me cansare de decirlo:)

    ResponderEliminar
  4. Ohh me encanta tu novela!! siguela prontoo =D

    ResponderEliminar
  5. diioos! Mike es curiosamente tierno ♥
    Lindoooo!!! :D
    Aunque me da un poco de pena siquera pensarle triste :(
    Gracias por el capii! me gusto mucho!

    ResponderEliminar