15 de abril de 2010

Capítulo 17.

O quizá sí...

El 15 de mayo, dos semanas y media después de esa horrenda tarde, no guardaba esperanza alguna de volver a verle, pero tampoco podía borrar la huella que había dejado en mí.
Como cada mañana cuando no tenía que trabajar, estaba tumbada en la cama vagueando, sin nada mejor que hacer. Hacia una hora que había sonado el teléfono un par de veces, pero, sin ninguna gana de levantarme, no le había cogido. Estaba absorta, mirando al techo, cuando fue el timbre lo que sonó esta vez. Evidentemente, no me iba a levantar tampoco. No me importaba quién fuera o qué era lo que quería. Le ignoré por completo y seguí peleándome con mi cabeza para que no evocara aquellas imágenes de un chico moreno, tumbado al sol, con una sonrisa tan estupenda que...
El timbre volvió a sonar, dos veces. Y transcurridos unos segundos, otras tres veces. Resoplé y malhumorada me levanté.
- ¡¡Ya voy!!
Me hice una coleta para esconder mis malos pelos (aunque el resultado fueron unos pelos aún peores) y me puse un par de calcetines para no andar descalza. Mi aspecto era espantoso, la verdad. Llevaba una camiseta de hombreras que solo usaba para dormir, y unos pantalones viejísimos que tenían el mismo uso.
Caminé hasta la puerta arrastrando los pies, como era habitual en mí. El timbre volvió a sonar otras dos veces hasta que llegué y justo un segundo antes de abrir la puerta, volvió a sonar.
- He dicho que ya...
No pude continuar la frase porque, sí, ahí estaba ÉL. Tan increíblemente guapo e impecable como lo recordaba mi memoria. Lucía esa camiseta amarilla que tanto me gustaba, y que tan bien le quedaba, y unos pantalones vaqueros de un color oscuro. Su sonrisa, aunque leve, también estaba presente.
- Hola -dijo, tocándome el hombro. Su ligero toque me hizo estremecerme y tuve que ordenar a mis rodillas que no me fallaran-. ¿Puedo pasar? -su voz sonaba tímida, como en los primeros momentos que habíamos compartido.
Me eché a un lado y dejé que entrara en casa su perfecta figura. ¿Cómo alguien podía ser tan deslumbrante?
Todavía sin poder pronunciar una palabra, le seguí con la mirada hasta que se quedó en el centro del salón. Avancé unos pasos más hasta él, aún sin creerme que estuviera aquí. Cuánto había echado de menos su aura embriagadora...
- ¿Cómo estás? -preguntó.
- Eh... Bien -logré contestar.
- Siento no haber venido antes, Judi. He estado ocupado con la grabación del disco y todo eso. Tengo que contarte muchas cosas, ¡muchísimas! -su sonrisa disminuyó cuando vio que yo no reaccionaba-. De verdad, lo siento.
Comenzó a acercarse. Agarró mi mano, que tanto había extrañado su delicado tacto y me clavó sus dos ojos negros. En ellos no podía haber mentiras... Sí me decía todo aquello, es porque era verdad. Tenía que ser verdad. ¿Qué sentido tenía engañarme sino era así? Destruí por completo la barrera que había creado para protegerme de su perfección y me dejé cautivar una vez más por él.
Saqué las fuerzas que hasta que él apareció por la puerta creí que no iba a tener nunca más y comencé a hablar.
- Creía que no habías venido por lo que pasó el otro día. De hecho, pensaba que... -tragué saliva-. Que no ibas a volver.
- ¿Qué no iba a volver? ¿Por qué pensaste eso? -me miró confuso.
- No dijiste nada, Michael. No me dijiste ni una palabra después de aquello. Ni te despediste. No he recibido ni una llamada por tu parte desde entonces -el recuerdo de aquellos angustiosos días hizo que el nudo en la garganta volviera a aparecer-. ¿Qué querías que pensara? Sé que fue mi culpa. No te merecías esos gritos ni esas tonterías por parte de John, y lo sé. Por eso sé que no me dijiste nada. Y por eso creí que no ibas a volver. Simplemente te habías cansado de mí y no tenías porque aguantar algo que no iba contigo... Además... -iba a mencionarle el beso que le robé, estando segura de que también tenía algo que ver, pero preferí callarme. Quizá si yo le restaba importancia, él se olvidaría de ello.
- ¿Además qué?
- Que nunca ha tenido ningún sentido que quisieras compartir cosas conmigo, que me dejaras entrar en tu mundo. Que quisieras que yo estuviera a tu lado y que tú quisieras estar al mío.
Su expresión cambió por completo.
- No, no digas eso. No digas eso, por favor. ¿Por qué no tiene sentido? ¡Eres la persona más increíble que he conocido nunca! ¿¡Cómo podría querer alejarme de alguien así!? No vuelvas a pensarlo, ¿me oyes? ¡Nunca! -cogió mi otra mano y apretó ambas dos con dulzura-. Te prometo que yo no te voy a fallar nunca. Te prometo que jamás te voy a dejar sola. Te lo prometo aquí y ahora. Voy a estar contigo. Hasta el final, Judith -dijo, reproduciendo exactamente las palabras que yo le había mencionado anteriormente.
Se acercó aún más a mí y me abrazó con ternura, como siempre lo había hecho.
Volví a sentir su aroma, su delicadeza, su presencia... Volví a sentirle a ÉL y todo pareció cobrar más sentido.
Me susurró un par de veces al oído lo mucho que me había echado de menos y me condujo de la mano hasta el sofá, donde permanecimos toda la tarde.
No volvimos a mencionar el tema y Michael actuó como siempre; como el chico agradable y simpático que me había mostrado desde el principio. Yo lo preferí así, preferí que lo olvidara todo. Seguramente no se imaginaba lo mal que lo había pasado durante esas casi tres semanas en las que él no había estado, pero daba igual. El dolor remitió en cuanto él volvió a aparecer y lo que me importaba era eso: que había vuelto.
Comenzó a contarme cuanto habían progresado en el disco y lo contento que estaba con ello. Me cantó un poquito del primer single que iban a sacar y no tuve ninguna duda (y estaba segura que él tampoco) de que iba a ser un éxito. A mi parecer, mostraba a un Michael desconocido. Para empezar, había sido él el que había escrito la letra, por lo que era totalmente suya esa canción. Además, iba a demostrar que podía hacer lo que él quisiera con su voz. De hecho, a mi me dejó petrificada. No entendía mucho de música, pero estaba convencida de que iba a deslumbrar e impresionar por completo. Resultaba tan sexy cantando aquello...
- ¿Cómo dices que se llama? -pregunté, una vez hubo acabado.
- Don’t stop ‘til you get enough.
Le miré durante unos segundos y puse carita de cordero degollado para así poder realizarle la siguiente pregunta.
- ¿Me la cantas otra vez?
Como era habitual en él, sonrió, para después comenzar de nuevo con ella.
Nos pasamos toda la tarde riendo, excepto cuando le pedía que me volviera a cantar y me quedaba tan embobada que era incapaz de decir una sola palabra en los minutos siguientes. Entonces él, para hacerme despertar, se tiraba encima de mí y me hacía cosquillas. Más de una vez, y más de dos, acabamos en el suelo.
Nunca nadie jamás se imaginará cuánto había echado de menos esos momentos con él. Me di cuenta que cada vez que sonreía, era como si me diera a mí años de vida. Daba igual que aquel beso no hubiera significado nada para él y daba igual que nunca lo fuera a significar. Mientras pudiera tenerle a mi lado, daba igual todo lo demás.
Cuando llegaron las chicas, a eso de las 8, Michael y yo habíamos renunciado al sofá al caernos por quinta vez, y estábamos tirados en el suelo. La sonrisa que exhibieron todas solo fue comparable con la mía al ver solucionado todo este asunto. Una vez más, me di cuenta de que mi felicidad era la suya.
Michael se incorporó de inmediato y comenzó a ponerse rojo. Le salían unos coloretes tan monos cuando estaba avergonzado...
- Esto... Yo me voy, ¿vale?
- Puedes quedarte a cenar -le invitó Nana, amablemente-. No te vamos a comer, Michael.
Vi la sonrisa maliciosa de Marina y me acerqué disimuladamente a ella para poder interrumpir lo que estaba segura que iba a decir.
- Bueno, nosotras tres no te vamos a comer, quizá Ju... -mi codazo llegó a tiempo, y no terminó la frase.
Michael aceptó y mientras las chicas hacían unas patatas fritas, nosotros dos pusimos la mesa. Sin exagerar, tardamos 25 minutos en ponerla. Cada cubierto era un perfecto juguete con el que hacer algo. Cuando quisimos empezar a cenar, hubo que buscar la servilleta de Marina porque había volado en un ataque inesperado por mi parte hacia Michael.
La cena fue divertida. Parecía que las chicas y Michael se entendían a la perfección, aunque de vez en cuando, como cualquier persona en su sano juicio, se quedaban atontadas con él. Ciertamente, era difícil no hacerlo.
Acabamos de cenar y Michael se empeñó en que los dos fregáramos los cacharros, pero ante la experiencia anterior, las chicas se negaron por completo y nos mandaron al sofá, donde nos reímos a carcajada limpia por el temor que nos tenían.
- Es tarde, voy a tener que irme.
Le agarré del brazo y me estruje contra él.
- No, anda, quédate un rato más. ¿Con quién me voy a reír sino de las chicas?
Me acarició la cabeza como hacía siempre.
- Mañana es el cumpleaños de Janet -me dijo, de repente-. En realidad, nosotros no celebramos los cumpleaños, pero podrías venir a pasar la tarde y así la ves. Seguro que la hace ilusión. Según lo que me ha dicho, la has caído muy bien.
Una vez dijo eso, nos incorporamos y él comenzó a caminar hacia la puerta.
- Me parece buena idea.
Se detuvo, y me observó, mostrando esa sonrisa para la que ya no encontraba adjetivos.
- Genial entonces. Sam vendrá a recogerte a eso de la 1, ¿vale? Adiós chicas -dijo, mirando hacia la cocina. Todas le contestaron a coro-. Hasta mañana, Judi.
Le seguí con la mirada hasta que cerró la puerta como solo él sabía hacer y después miré a la cocina yo también. Las tres sonrieron y yo fui a arrojarme al sofá, sabiendo que después vendrían ellas para hacerme millones de preguntas y analizarlo todo.
Por primera vez en mucho tiempo, era completamente feliz.

10 comentarios:

  1. Dios me encanta!
    jajajaja

    Me tienes enganchada Judith!
    Está genial :)

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  2. me tienes enamorada!!! ^^

    buff que problema pense que ya no la queria..

    por favor no tardes en subir otro capitulo eh?? no no mejor otros tres!!! ^^

    sara.

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  3. ai..meenos mal!! :)

    continua cuanto antes !! :D

    paolii95:D

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  4. Dios que angustia por fin se resolvio, sube mas capitulos esta muy bonito

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  5. y ahi terminó :0?

    o sigue mas?

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  6. PauLina De JacKson19 de julio de 2011, 12:54

    jaja, me ataque de la risa en la parte de que no les dejaron lavar los platos xDD,
    jaja.. siguele (yn)''

    18 de abril de 2010 19:56

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  7. jaja
    ME ENCANTA!!!!

    Cuando ya me habia recuperado de esa cancion vas y me vuelves la vuelves a pegar
    jaja

    Continue pronto/o mejor cuando puedas jeje
    bsos

    18 de abril de 2010 20:46

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  8. jajajajaja me ha encantado el capitulo no dejes de escribir eh?? xDDD


    un besiiiiiito ^^

    sara

    19 de abril de 2010 02:21

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  9. Me encantoo cada dia me gusta mas este fic!!

    jajaja q casualidad hace un segundo acabo de escuchar Dont stop til you get enoug =P amo esa cancion!

    por favor no dejes de escribiiir =D

    Besoos!

    Maga

    19 de abril de 2010 02:56

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  10. lo mismo te digo que a isita ^^

    que contenta por fin os puedo seguir ^^

    y no tener que ponerme en anonimoooo =)

    yujuuuuuuu! xDD

    19 de abril de 2010 02:59

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