11 de abril de 2010

Capítulo 12.

Lo siento, pero dejo de perder mi tiempo.

Me incorporé nerviosa.
- Oh, no...
No sabía como había sido, pero me había quedado completamente dormida. Nos habíamos quedado completamente dormidos. Lo último que recordaba era a Michael tarareando una canción completamente desconocida para mí, pero con una melodía preciosa. Supongo que eso fue lo que me hizo dormirme.
Miré a mi lado y ahí estaba, con los ojos cerrados. Parecía un auténtico ángel. Le observé durante unos minutos, suspirando. ¿Qué otra cosa podía hacer? Era digno de admirar, aunque tampoco podía permitirme el lujo de hacerlo durante mucho tiempo: tenía que irme. No sabía qué hora era, pero supuse que no sería muy pronto. Me levanté de la cama y subí lo suficiente la persiana para ver el cielo. Estupendo, era de noche. Me volví a acercar y me incliné sobre él para susurrarle al oído.
- Michael... Michael, tengo que irme -le toqué suavemente la cara. Seguía dormido, así que aproveché para observarle, muy de cerca. Realmente era muy guapo. Pasé mis dedos por sus ojos cerrados y bajé hasta sus labios. Tremenda tentación. Inmediatamente la evité.
- Michael... -volví a llamarle, esta vez más fuerte.
Sus ojos se abrieron poco a poco y sonrió.
- ¿Qué hora es? -preguntó.
- No tengo ni idea -me encogí de hombros-. Pero es de noche. Así que tengo que irme.
- ¿Irte? ¿A dónde? ¿Por qué? -preguntó, inquieto.
Le acaricié la cara y le miré a los ojos.
- Mañana podemos vernos -sonreí.
Le di un beso en la mejilla, me levanté y caminé deprisa hacia la puerta.
- ¡Espera! -me dijo. Me giré y le vi acercándose hacia mí. Nuevamente se podían escuchar los latidos de mi corazón a kilómetros-. Te acompaño hasta abajo, tendré que avisar a Sam de que te lleve -agarró mi mano y salimos de la habitación.
Esperé durante un par de minutos fuera y en seguida apareció ese gran vehículo que ya tanto conocía. Vi desde lejos a Michael, saludándome con la mano. Le devolví el saludo y entré en el coche.
- Buenas noches, señorita. ¿Cómo se encuentra?
- Bien, gracias Sam -le sonreí-. ¿Y tú?
- Yo siempre estoy bien -sonrió él también-. ¿La llevo dónde siempre?
Asentí.
No dediqué el trayecto a pensar en Michael, sino en John. Le dije que lo llamaría y no lo hice. Y la verdad, no me había acordado de él en todo el día. No me gustaba esa actitud que estaba teniendo, pero tampoco tenía otra opción. No me salía comportarme de otra manera con él. Supuse que hasta aquí habíamos llegado... Siempre había pensado que estar con una persona por el mero hecho de tener comodidad, de tener alguien ahí, era perder el tiempo. Tenías que buscar alguien con quien realmente te sintieras especial; alguien con quien compartirlo todo; alguien sin el que no pudieras vivir. A mi parecer, en eso deberían estar basadas las relaciones, en sentimientos especiales; en verdaderos sentimientos.
Había tenido la esperanza de que, quizá, algún día, yo sintiera eso hacia John; pero a día de hoy estaba segura de que ese “alguien” no era él. Yo no lo quería, nunca lo había hecho, esa era toda la verdad. Sabía que él sí lo hacía y además me trataba bien; es decir, todo lo que cualquier otra chica hubiera podido desear. Pero para mí no era suficiente. ¿De qué sirve que te quieran si tú no quieres? A mí no me servía de nada.
Si yo no sentía eso hacia John... Estaba perdiendo el tiempo. Y no quería perder el tiempo. Si tu vida acaba sin haberte enamorado nunca, es como no haber vivido. Y yo quería vivir.
Quizá lo había alargado demasiado y sentía mucho tener que hacerle daño, pero realmente yo nunca le había dado esperanzas en cuanto a una relación con futuro. Él sabía que lo pasaba bien cuando estaba con él, pero también sabía, o debería saber, que no había nada más. Como todo el mundo dice, yo nunca había sentido esas mariposas en el estomago; que sí sentí, sin embargo, cuando vi sonreír a Michael por primera vez...
- Gracias, Sam, por traerme a casa una vez más -le dije, cuando habíamos llegado.
- Es un placer, señorita, como siempre. Ante cualquier cosa que necesite, por favor, no se ande con taxis. Estaré encantado de llevarle a cualquier parte.
- Muchas gracias, de verdad. Buenas noches -sonreí, mientras cerraba la puerta.
Subiendo las escaleras me di cuenta de que estaba exhausta. A pesar de haberme echado esa especie de “siesta”, iba a caer rendida nada más meterme en la cama.
Sin ganas de sacar las llaves, llamé a la puerta, pero para mi sorpresa, nadie abrió. Supuse que estaban por ahí todavía o que ya estaban metidas en la cama. Al fin y al cabo, no tenía ni idea de que hora era. Rebusqué en los bolsillos del pantalón y saqué las mías, con esa figurita tan graciosa del Rey León que me había regalado mi tía años antes. Me encantaba. Sabía que con 80 años aun iba a conservar esa figura. Abrí la puerta con cuidado y...
- Hola, nena -oí nada más entrar.
- Hola, John -contesté, sin ningún ánimo-. ¿Cómo has entrado? ¿Dónde están las chicas?
- Verás... Al ver que no llamabas, vine aquí. Tuve suerte, porque las pillé justo antes de que se fueran; han ido al cine y luego se iban a quedar cenando -me contó, relajado-. Me dijeron que podía esperarte, que no ibas a tardar mucho. Pero se equivocaron, claro. ¿Por qué has venido tan tarde? -iba a contestar, pero colocó su mano en mi boca, impidiéndolo-. Espera, no, no. Antes quiero saber otra cosa. ¿Por qué no me has llamado? Me dijiste que lo harías.
- Cuando llegué de trabajar... -lo pensé bien antes de decirlo. Seguramente lo cabrearía más. A pesar de mostrarse tranquilo, sabía que no lo estaba. Pero tampoco quería mentirlo y lo mejor era acabar con esto cuanto antes-. Lorena me contó que Michael había llamado. Parecía preocupado, así que salí disparada hacia su casa para ver qué había ocurrido. Allí he estado toda la tarde, hablando con él... -en eso sí mentí. Si le hubiera dicho que nos quedamos dormidos, no se lo hubiera creído.
- Am... ¿Y qué le pasaba? -preguntó, acercándose más a mí.
- Son cosas personales, John. No tengo porque contarte eso -dije, retrocediendo yo un paso para mantener las distancias. Su cara cambió, la tranquilidad pareció irse y cerró un puño, hecho que conocía perfectamente. Lo hacía cada vez que no quería gritar.
- ¿Qué pasa, nena? ¿Por qué te alejas? -dijo, de nuevo relajado.
- John, quiero hablar contigo. Lo he estado pensando mucho y... Bueno, primero quiero que sepas que esto no tiene nada que ver con Michael. Tiene que ver conmigo.
- ¿Qué pasa?
Le miré durante unos instantes, intentando adivinar qué pasaba por su cabeza y cuál era la mejor forma de decírselo. “¿La mejor forma?”, pensé. “Ser completamente sincera”.
- No quiero seguir con esto.
No reaccionó, para mi sorpresa. No hizo ningún gesto, ni gritó. Tampoco apartó su mirada de mí.
- ¿Seguir con qué?
- Con... Lo nuestro. John, no quiero seguir con lo nuestro.
Tampoco reaccionó. Se quedó unos segundos, que a mi me parecieron eternos, mirándome. Me ponía nerviosa, bastante nerviosa, que hiciera eso.
- ¿Y pretendes que crea que no es por el Michael ese? -dijo, finalmente.
- Sabes que nunca he sentido nada por ti. Lo sabes, John. Mucho antes de que apareciera Michael. Esto no tiene futuro... Nunca lo ha tenido. Yo lo he sabido siempre y tú también deberías haberlo sabido. Solo era cuestión de tiempo.
- ¿¡Cuestión de tiempo?! -dijo, moviendo la cabeza-. ¿¡Qué tiene él que no tenga yo!? -no se contuvo más y me chilló, completamente fuera de sí-. ¿¡Te va a querer algún día como lo hago yo!? ¡¡¡Nunca!!! Solo eres su pasatiempo, ¡entérate!
Había perdido la calma totalmente. Y yo no tenía porque aguantar sus voces.
- John, o te calmas o te vas. Te lo he intentado decir como una persona normal. Esto no tiene nada que ver con Michael. Esto tiene que ver conmigo. No te quiero y siento decírtelo así, pero es la verdad. ¿Te sirve de algo que siguiera contigo sin sentir nada?
- ¡¡SI!!
- ¡Pues a mí no! No quiero perder mi tiempo al lado de una persona a la que no quiero. Lo siento, pero es así. Vete. Esto se ha acabado.
Le esquivé y comencé a andar deprisa hacia mi habitación. Pero antes de que hubiera dado tres pasos le tenía detrás de mí, agarrándome el brazo.
- John, suéltame. Y lárgate.
- ¡No, no me voy a ir! ¿¡No te das cuenta!? ¡No se ha acabado! -siguió chillando, agarrándome más fuerte el brazo.
- Me estás haciendo daño, ¡suéltame!
- ¿Te hago daño? ¿¡Y el daño que me has hecho tú a mí!?
- ¡Te he dicho que me sueltes!
- ¿Quieres que te suelte? ¡¡Estupendo!!
No solo me soltó, me lanzó, literalmente, contra el suelo. Comencé a llorar, por pura rabia.
- ¡No voy a estar aquí cuando el cantante ese te haga daño! -dijo, mientras se acercaba. Ahí sí empecé a tener miedo-. ¿Le eliges a él? ¡¡Genial!! ¡Te arrepentirás cuando te des cuenta de que solo eres un simple juguete! ¡Te vas a arrepentir de todo esto!
En ese momento se abrió la puerta y aparecieron las chicas riendo. Sus caras, evidentemente, cambiaron cuando vieron el panorama.
- ¿Qué pasa aquí? -preguntó Nana, adelantándose y colocándose cerca de John, mirándome incredulidad. Después, miró a John-. Vete -fue todo lo que dijo.
Lorena y Marina se colocaron detrás de mí y me cogieron.
- ¡¡Que te largues!! -dijo Nana de nuevo, empujándole.
John me miró, y con malos humos salió de casa, dando un portazo.

5 comentarios:

  1. toma!! qe tee d*n!! joohn!! ALELUYA! por fin lo dejaa!!

    continuaa porfavoorr..!! me encanta!


    Paoli95

    ResponderEliminar
  2. madre mia.....

    vaya pedazo de capitulo hija mia, te has superado, pobrecita.... =( no tendria que habr psado por ello :(

    ella es quien necesita a michael ahora =)

    jo... y eso al jhon ese que le den!! jummm! :@


    me encanta tu historia increible... quiero que se enamoren y tenga su bonita historia de amor... ya me esta tardando, me encanta como escribes y genial!!! ^^


    cada vez que leo tu historia hay 3 capis, ideal ^^


    muchiiisiiiiimmmmas graciiiiias por favor no tardes en subir los proximos!! ^^


    un besiito =) sara.

    ResponderEliminar
  3. Oh llegaron justo las chicas, que alivio!

    Menos mal que dejó a ese John grr ¬¬

    Espero el prox capitulo, se esta poniendo muuuuy interesante ^^


    Maga

    ResponderEliminar
  4. "Llegar a viejo sin haberte enamorado nunca...en fin...es como no haber vivido...tienes que intentarlo, porque si no lo intentas...no habrás vivido"
    Conoces a Joe Black (L)
    Te digo una cosa, esa película, eduardo manostijeras, quédate a mi lado, pretty woman...son mis favoritas, no me cansaría nunca de verlas.:)
    A lo que iba, el capítulo.
    Precioso, como todo lo que escribes. Es como si te metieras en mi cabeza y dijeras todo lo que pienso (bueno, hoy no, hoy es un día de pensamientos impuros xD)

    (LLLLLLLLLLLLLL)

    ResponderEliminar