2 de julio de 2010

Capítulo 32.

¿Esto es un error?

Cuando salí de la ducha me le encontré tirado en la cama, jugando con mi camiseta azul entre sus manos. Le miré confundida y sonreí.
- ¿Se puede saber que haces con mi camiseta?
- Ha llamado mi madre. Sam había salido hace un par de horas hacia aquí para recogernos.
- Um... Siento que se tenga que hacer este enorme viaje. Pobre.
Siguió jugando con mi camiseta, como si no le importara ni mi presencia ni mi pregunta.
- ¿Por qué ignoras mis preguntas? -me miró confundido y puse los ojos en blanco-. ¿Piensas ponerte la camiseta? -repetí al tiempo que le lancé la toalla después de secarme del todo el pelo.
- Sí. ¿Crees que me quedaría bien? -se levantó de un salto y se colocó frente al espejo. Genial, había recuperado el buen humor. Sonreí con ganas-. Quizá deberías dejarme tu falda blanca, para ir más conjuntado.
- Que payasito eres -reí-. Trae anda, habrá que empezar a hacer la maleta.
Se acercó hasta mí, me cogió por la cintura y puso carita de pena.
- ¿Me haces la mía? -me besó dulcemente por el cuello. Me mordí el labio inferior e hice un esfuerzo monumental por no arrastrarle a la cama.
- No, guapo. Te la haces tú solo, que vas siendo mayorcito.
Se separó de mí al instante y caminó hacía su armario. Comenzó a sacar camisetas y a tirármelas a la cabeza y después hizo lo mismo con los pantalones, mientras reía alegremente.
- Espera, ¿y antes te he llamado payaso? No eres un payaso, eres el circo entero -dije, mientras me quitaba su bañador de mi cabeza.
Una vez hubo terminado de vaciar el armario encima de mí, dio una vuelta de esas que sólo sabía él hacer e hizo una reverencia.
- Tachaaaan. Circo Michael Jackson. Adquiera sus entradas en...
- ¡Cállate anda! -me doblé de la risa.
Nos llevó dos horas terminar de hacer las maletas. Michael tuvo que sentarse en la mía un par de veces para poder cerrarla... Después bajó a realizar un par de llamadas y subió corriendo las escaleras. Cogió las dos maletas y se dispuso a bajar.
- Mike, ¿vas a bajar tú las dos?
- ¿Dudas de mi fuerza? Porque si quieres te subes encima de una maleta y te bajo a ti también, ¿eh? Últimamente estoy hecho un musculitos.
- Si, si. Lo que tú digas. Anda, vamos -reí.
Nos sentamos en el sofá, dejando las maletas al lado. Estuvimos cerca de dos horas y media recordando los diferentes momentos divertidos que habíamos vivido durante nuestra estancia aquí y de repente los dos nos callamos: ninguno quería irse.
Entonces me invadió la duda. ¿Por qué la llamada de Joseph? ¿A qué se debía? Antes Michael estaba tan alterado que no quise preguntarle y hacerle volver a ello. Pero había recuperado el buen humor y sabía que ahora sí me lo podría contar tranquilamente. Así que suspiré y me dispuse a hacerle el interrogatorio.
- Esto... Michael...
- Quieres saber que quería Joseph. ¿Verdad?
Asentí.
- Pues... Verás -tomó aire y aferró mis manos-. ¿Recuerdas que te dije que el 28 de julio lanzábamos Don’t stop ‘til you get enough? -asentí de nuevo-. Joseph, antes de venir, me dijo que debía estar en Los Ángeles antes de ese día, para ver como evolucionaba todo y para poder contar conmigo si se presentaba cualquier asunto. Yo le dije que estaría sin problemas -hizo una pausa, miró al techo y dirigió sus ojos a mí de nuevo-. Me ha llamado para recordármelo. Y también para advertirme que no estar allí podría suponer problemas en cuanto a la promoción o algo así. También está cerca el lanzamiento del disco, así que supongo que todo el mundo quiere tenerme cerca.
- Pero... ¿Cuál se supone que es el problema? Aún es 18.
- El problema es él, Judi. Parece que busca las discusiones -suspiró-. Se lo he dicho. Todavía quedaban días. Pero no ha querido escucharme y en seguida se ha lanzado a echarme más cosas en cara.
Bajó la cabeza y jugó con mis manos. Sujete su mentón con una mano delicadamente y le obligué a mirarme.
- ¿Qué cosas?
Tardó varios segundos en comenzar a hablar de nuevo.
- Bueno, me ha dicho que mientras él se encargue de esto tendré que hacerle caso, acatar sus decisiones, y bla bla bla... Es algo por lo que no tendrá que preocuparse dentro de poco. El 29 de agosto me encargaré de hacerme mi propio regalo de cumpleaños expulsándole de mi vida profesional -dijo firmemente.
Miré su rostro, que mostraba nerviosismo y supe que había algo de lo que no me estaba hablando. Recordé sus palabras: “Yo soy libre para estar con quien quiera...”. Estaba casi segura de que yo era ese “quien quiera”, pero Michael no quería hablarme de ello. Y tendría que hacerlo.
- Mike...
- ¿Si?
- ¿A qué te referías con que eres libre para estar con quien quieras?
- A que lo soy. Tengo libertad absoluta para decidir de quien me rodeo y que personas quiero que haya en mi vida.
- Estoy de acuerdo, pero... Hay algo que no me estás contando. Y quiero que me lo cuentes. Sea lo que sea.
Sujetó con más fuerza mis manos y se recostó contra el sofá.
- Judi, no es necesario hablar de esto. A mí no me importa lo que diga Joseph. Es mi vida, no la suya. Y sé lo que quiero en mi vida.
- Vale, y me parece genial. Pero cuéntamelo.
Me aproximé hasta él y nuevamente le insté a que me mirara.
- Joseph piensa que estar contigo me puede perjudicar. En todo. Dice que afectará a diferentes cosas de mi carrera, pero que además puede afectar a mi vida personal... Siempre ha dicho que una relación puede desviar las prioridades de un artista hacia otro tipo de cosas y, según él, hace que uno se olvide de componer y ensayar, o que incluso no quiera hacerlo. Ahora que estoy, más o menos, empezando con algo grande, estar contigo puede hacer que pierda el interés en querer conseguir cosas importantes dentro del mundo de la música. Además... Siempre habla también de las fans. Dice que si la mayoría se enterara de que estoy contigo, seguramente dejaría de comprar mis discos.
- Eso es una tontería. La gente compra tus discos porque eres bueno.
- Dice que afectaría gravemente a las ventas...
- No le escuches.
- No lo hago.
Nos quedamos callados un rato, hasta que caí en la cuenta de algo.
- ¿Y respecto a tu vida personal?
- Él... -hizo una pausa de esas que me parecían eternas, y soltó un puñado de aire enorme-. Él no se fía de ti, de las intenciones que puedas tener conmigo. Dice que millones de chicas se acercan a personas famosas para poder aprovecharse de ellas... Aparecen de la noche a la mañana, y fingen estar tremendamente enamoradas para poder sacar algún beneficio de ello. También dice que sólo los tontos caen en la trampa... Piensa que soy el más tonto del mundo, e intenta convencerme casi a diario de que esto es un error.
Bajé la cabeza y apreté mis ojos con fuerza.
- Judith, ya te he dicho que yo no escucho lo que dice.
- ¿No piensas que esto sea un error? -dije, tras varios segundos, aún con los ojos cerrados.
- ¡Pues claro que no! Eres lo mejor que me ha pasado en mucho, mucho, mucho, muchísimo tiempo.
- Y... Tampoco piensas que me esté aprovechando de ti. ¿No?
- En absoluto.
- ¿Sabes que te quiero?
- Lo sé.
Sonreí tímidamente. Sabía, o al menos tenía una ligera idea, que Joseph pensaba todo eso acerca de nuestra relación, pero que Michael pudiera pensar lo mismo... Sentí que me clavaban un millón de espadas cuando esa idea pasaba por mi cabeza.
- ¿Piensas que te perjudico?
- Ya te he dicho que eres lo mejor que me ha pasado.
- No te he preguntado eso.
Permaneció callado.
- Michael.
Me miró. Pero no dijo nada.
- Contéstame. ¿Piensas que puedo llegar a perjudicarte en algo? Sé sincero.
Agachó la cabeza y sostuvo más fuerte mis manos.
- Michael... -le miré con incredulidad. ¡Ni siquiera era capaz de contestarme!-. Michael, quiero que...
El ruido de la puerta nos interrumpió, detuvo mis pensamientos e hizo que Michael volviera a mirarme de nuevo. Le devolví la mirada, intentando reprimir las lágrimas que, estaba segura, iban a empezar a caer y me levanté a abrir la puerta.
- Hola, señorita, ¿qué tal lo han pasado? -preguntó Sam, tan amable como siempre.
- Eh... Bien. Han sido unas vacaciones muy agradables -logré decir.
- Cuando quiera podemos irnos, señorito.
Me giré y vi a Michael cargado con las dos maletas, sin apartar su mirada de mí.
- Vámonos ya, Sam -dijo, con un hilillo de voz.
Me acerqué hasta él y le arrebaté mi maleta de la mano.
- Judi...
- Ahora no.
Avancé hasta el coche y la guardé en el maletero. Sam me abrió la puerta y entré tan deprisa como pude, colocándome en el otro extremo de donde, sabía, se iba a sentar Michael. Me apoyé contra la ventanilla y cerré los ojos. Al cabo de unos segundos sentí su suave y cálida caricia en mi brazo, pero no me molesté en mirarle. Permanecí con los ojos cerrados, deteniendo mis lágrimas con grandes esfuerzos.
- Judi, escúchame...
- No -le interrumpí-, ahora, no. Estoy cansada, y quiero dormir. Ya hablaremos.
Me hice un ovillo encima del asiento, abrí los ojos ligeramente y vi como Michael se sentaba en el lado opuesto. No es que estuviera enfadada con él... Es que todo esto dolía. Durante todo este tiempo había estado intentando evitar que muchas personas le hicieran daño; había luchado contra todo sólo para verle sonreír, para apartarle del dolor. ¿Y resulta que era yo la que le podía dañar?
No sé cuantas horas estuve dándolo vueltas, sintiendo como Michael también lo hacía. Le observaba mirar el cielo a través de la ventana y sabía que sus pensamientos eran los mismos que los míos. La única vez que nuestros ojos chocaron en la oscuridad, se acercó hasta mí, me acunó entre sus brazos y me susurró:
- No soporto esto. No soporto esta distancia -me besó suavemente en el pelo-. No soporto estar unos centímetros lejos de ti...
Me apoyé contra él y sólo así pude librarme de los malditos pensamientos y conciliar el sueño de una vez.
Cuando llegamos eran las 4 de la mañana. Desde que Michael se acercó a mí había permanecido dormida, así que no se me hizo tan largo como pensé nada más subir al coche.
Llegamos a mi casa, y me despertó con un tímido beso.
- Pequeña, hemos llegado.
Bajé, aún soñolienta y me desplacé hasta el maletero, donde Sam ya estaba bajando mi maleta. Dudé si despedirme de Michael, que aún se encontraba dentro del vehículo, pero decidí que lo mejor era darnos un tiempo a los dos, al menos una noche, para pensar.
- Cuanto siento que tengas que hacer estos enormes viajes, Sam. Espero que te dejen descansar durante muchas horas.
- No se preocupe señorita, estoy perfectamente -sonrió-. Que descanse.
- Igualmente. Buenas noches -dije, mientras caminaba hasta el portal.
Oí como se abría la puerta del coche y sabía que lo siguiente que escucharía sería su voz.
- Judi...
Me giré despacio y me acerqué hasta él.
- Michael, es tarde. Ya nos veremos.
- ¿Ya nos veremos? ¿Qué quiere decir eso? ¿No vendrás mañana a casa?
Bajé la cabeza.
- No lo sé.
Agarró mi rostro y me obligó a mirarle.
- Judi, por favor, escúchame.
- No, escúchame tú a mí. No sé como esto ha podido acabar así, lo único que sé es que haré cualquier cosa, cualquiera, con tal de que nadie, y me incluyo, te haga daño.
- Tú no me haces daño... Tú sólo...
- Mike -le interrumpí de nuevo-. Es muy tarde, y estamos cansados los dos. Mañana iré a tu casa y hablaremos, ¿de acuerdo?
Comencé a caminar de nuevo, pero él agarró mi mano.
- Dame un beso, por favor...
Se me hizo un nudo en la garganta al tiempo que escuchaba eso. Me acerqué hasta él y le di un leve beso en la mejilla, sabiendo perfectamente que él buscaba mis labios con necesidad...
Me alejé tan rápido como pude, sin volverle a mirar.
Era increíble como las cosas podían cambiar tanto en apenas unas horas...

12 comentarios:

  1. JOSEPH!!! :@
    Que mala persona es! ¬¬
    No le hagas caso, Mike ! Judi te quiere de verdaad! xD ! Que bonita pareja hacen.. Ah! Que alguien me reserve una entrada para el circo de Mike jaja!
    María Jackson.

    ResponderEliminar
  2. WAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!! ¡ESE JOSEPH COMO SIEEEEMPREEE!
    GRRRRR!!... espero que la continues prontooo! mira que esta genial <3

    ResponderEliminar
  3. arrrgg ese joseph siempre arruinandolo todo!


    sigue con la nove es fantastica!!!!

    ResponderEliminar
  4. Mira, Joseph es ....asqueroso, repugnante, ...solo busca el dinero.. LO ODIO..¬¬

    Continua Juudii :)

    Un Besaaazoo giiganteeee!
    (L)

    Paola.

    ResponderEliminar
  5. Lo ultimo que dice Michael, se que lo dijo sin ninguna intencion pero TOUCHE xD


    Zurita

    ResponderEliminar
  6. A como la entrada del circo?! No importa yo quiero una!! Jajaja
    Joseph los lograr separar? o almenos meter la duda?
    Espero que no,Ahs solo quiere su $$$!

    Como te dije , me encanta , Felicidades!!
    Un beso!
    Oli de México

    ResponderEliminar
  7. NOOO!!! NOOO!!!
    Maldita seaa! D':
    No puede seer ¬¬ T_T Se me han caido las lagrimas :(! Que cápitulo mas.. triste.
    María Jackson

    3 de julio de 2010 14:27

    ResponderEliminar
  8. Hola Liberian! soy Gema , lo siento por no comentar pero esque no suelo hacerlo nunca... soy un poco vaguita jejeje.

    Bueno que sepas que me ENCANTA tu historia y que esto de subir capitulos todos los dias me esta alegrando un monton! :)
    Haber si tenemos suerte y nos volvemos a ver , me caiste bastante bien!.

    Hasta la proxima!

    3 de julio de 2010 15:08

    ResponderEliminar
  9. Y todo por la culpa de Joseph de los cojones...¬¬

    Viejo verde..asqueroso, repulsivo...! ¬¬

    Judii...no soporto ver que esten así... me entristece, la verdad :(


    Un Besaazoo guapa! Sigue pronto!


    Paola.

    3 de julio de 2010 15:29

    ResponderEliminar
  10. MY GOD!!! que triiiiisssteee! ¡Y Todo por culpa de Joseph!

    ¿que no tiene oficio? grrr!

    gracias por escribir esta historia =)

    3 de julio de 2010 20:21

    ResponderEliminar
  11. Ese viejooo cara de perrooo T___T !
    NOO JUDITH! please no pueden star asiii !
    u___U !

    Tuu novela es supeer HERMOSA :D !
    simplemnte ..ME ENCANTAA!
    Gracias Liberian ;) !

    --------

    Tatiana (:

    4 de julio de 2010 04:07

    ResponderEliminar
  12. ¿Qué?!!!! no entiendo!!
    Como paso todo esto tan rapido?!!
    Oh my god...que pena :(

    Simplemente hermosa.
    Sigue escribiendo,Besos
    Oli

    7 de julio de 2010 07:15

    ResponderEliminar