5 de julio de 2010

Capítulo 35.

Chispa.

- Hasta el final... -respondí tras estar unos minutos abrazada a él.
Me separó y cogió mis manos, echando a andar hacia la casa.
- Tienes la tarde libre, ¿verdad?
- Sí.
- ¿Qué te apetece hacer? Podíamos ir al salón y así tocamos las narices a Joseph.
- ¡¡Michael!!
- ¡Qué! Él es el que ha provocado esto, tiene que pagar por ello.
Le di un codazo y seguimos andando hacia la casa. Le veía de buen humor y sin embargo yo no estaba muy convencida de que esto fuera lo que tenía que hacer. Sabía que lo estaba dando demasiadas vueltas, y que quizá tenía que pensar menos en ello y volver a disfrutar al lado de Michael; pero no podía evitarlo. Yo le quería, vaya que si le quería, pero si algún día le fallaba... “¡Basta! ¡Cállate”, me recordé a mí misma.
Él confiaba en mí, por lo tanto yo también tenía que hacerlo. Punto y final.
Sin embargo, sus siguientes palabras no ayudaron mucho a la hora de liberarme de mi tortura.
- Ayer volvimos a discutir -me dijo, deteniéndose en la puerta de entrada.
- ¿Qué pasó?
- Lo de siempre. Y... No huyas, ¿vale? Pero habló de ti de nuevo -suspiré y me abrazó-. Dice que me distraes demasiado, que debería concentrarme más en el disco y que deberíamos vernos menos. Es decir, lo de siempre.
- Quizá lleve razón y debamos vernos menos -dije, tras meditarlo durante unos segundos.
- ¡Eh! Te he dicho que no vale volver a huir.
- No quiero huir, bobo. Y aunque quisiera, me ha quedado bastante claro que no me vas a dejar.
- Sólo te dejaría en el caso de que tú quisieras hacerlo realmente -me besó en la frente y desplazó sus labios hasta los míos, quedándose a solo unos centímetros, mostrándome esa perfecta sonrisa que tanto adoraba. Sabía que intentaba que mi buen humor volviera también, pero había sucedido todo tan rápido... Había habido confusión entre nosotros, habíamos estado sin saber nada el uno del otro un día, habíamos discutido (algo insólito hasta entonces), y ahora estábamos aquí de nuevo. Demasiadas cosas en poco tiempo; ni siquiera sabía como tenía que sentirme.
- ¡¡Hola!! -gritó Janet de pronto. Me separé de Michael, prácticamente lo empujé, y la di un tierno abrazo. Apenas había estado con ella 10 días, pero la había cogido un cariño inmenso.
- ¿Cómo estás, Janet? -la dije mientras la achuchaba.
- ¡Genial! -sonrió-. ¿Y tú?
Dudé. ¿Cómo estaba? Opté por la respuesta más fácil, con la atenta mirada de Michael depositada en mí.
- También.
Miró a Mike, que seguía observándome y le dio en el brazo para que centrara su atención en ella. Reaccionó y se dirigió a la pequeña.
- Dice papá que vayas. Está en el salón, con mamá. ¡Espera! -Michael había empezado a andar, pero Janet agarró su camisa-. ¿Qué vais a hacer luego? Voy a estar toda la tarde aburrida... -puso cara de pena y Michael volvió a mirarme.
- Si quieres podemos dar un paseo los tres -toqué su hombro y me miró, con ese brillo en los ojos que caracterizaba a todos los Jackson.
- ¿De verdad?
- ¡Claro! Será divertido.
- Espéranos aquí -dijo Michael deprisa. Agarró mi mano y salimos volando.
A los pocos metros de llegar al salón le detuve, preocupada.
- ¿Crees que es buena idea que vaya contigo? Seguramente no le sienta muy bien...
- No sé si le sentará bien o no, pero vas a venir -me agarró de nuevo y seguimos andando.
Entramos en el infinito salón que tenían, y Joseph y Katherine se incorporaron. Miré a Kate y sonreí, al tiempo que ella lo hacía. Caminó hasta mí y nos fundimos en un cálido abrazo.
- Hola, Kate.
- Hola, hija. ¿Cómo estás? ¿Cómo te lo pasaste en la playa?
- Guau, fue genial. Jermaine tiene una casa preciosa y el paisaje era increíble.
Oía como Joseph y Michael conversaban bajito y muy deprisa a unos cuantos pasos de donde nosotras estábamos. Preferí ignorarles de momento; obligaría a Michael a contármelo todo luego.
- ¿Verdad que sí? -continuó Kate-. Adoro ir allí... Es tan acogedor, está tan apartado de todo este mundo de luces, cámaras y noticias... Se respira mucha paz.
- No podría estar más de acuerdo.
- Michael me dijo que algún día buscará algo así para vosotros dos. Algo alejado de todo, algo que sólo sea vuestro. Lo está deseando.
Sonreí. Yo también lo deseaba.
- Judi, vámonos -observé el rostro serio de Michael y el de Joseph, aún más serio. Me acerqué hasta ellos y le lancé una mirada fugaz a éste último, cargada de muchos sentimientos, y no precisamente buenos. Me giré para despedir a Kate con la mano y agarré a Michael para salir de allí.
- Qué -dije una vez que estábamos suficientemente lejos del salón-, ¿qué te ha dicho?
- Luego hablamos -respondió al ver aproximarse a Janet. Cambió el gesto y mostró una sonrisa. Sabía que le gustaba tenernos a las dos cerca. Adoraba a Janet, siempre me hablaba de ella con buenas palabras-. ¿Vamos al jardín?
- ¡¡Genial!! -respondió ella, siempre con ese entusiasmo.
Pasamos la tarde caminando, charlando, riendo. Me contó cosas de Michael de hace unos cuantos años que, muchas, provocaron que riera a carcajadas y otra que le agarrara aún más fuerte de la mano. Janet era alegre, divertida y extrovertida. Tenía ciertos gestos que me recordaban mucho a Michael y su forma de hablar a veces también se le asemejaba.
- Pues a Michael le gustó hasta hace poco una chica.
- ¿¡Ah si!? -me faltó suelo para abrir la boca-. Cuéntame todo lo que sepas.
- Janet, tu habitación y la mía están muy cerca, morirás en una guerra de cojines si...
- ¡Tú calla! -le reproché.
- Se llama Natalie, y tiene 3 años más que él. Es morena y tiene los ojos azules. Es muy guapa -abrí aún más la boca, mirándole a él, que mantenía la vista fija en el suelo, sonrojado por completo-. Es hija de unos amigos de mis padres.
- Vaya, no me habías dicho que competía con nadie. Y menos que ese alguien era tan guapa.
- Tú eres más guapa -sonrió Janet y la devolví la sonrisa.
- Natalie no es nada mío.
- Pero te gustaba -apuntó Janet, levantando las cejas.
- Eso, te gustaba -apoyé yo, sonriendo.
Michael me miró con incredulidad.
- No, no me gustaba.
- Sí, sí te gustaba.
- ¿Por qué dices eso, a ver?
- Porque veía como la mirabas -siguió diciendo Janet.
- ¿Y cómo la miraba, lista?
- Pues... ¡No lo sé! ¡Pero no de la misma forma que miras a todo el mundo!
Era divertido ver como se peleaban. Estaba pasándomelo realmente bien y sonreía sin parar. Una vez más, había logrado animarme.
- No te rías, no es cierto eso que dice.
- Ya, ya -le saqué la lengua y me giré para mirar a Janet-. ¿Así que te fijas en como mira a la gente? ¿Y a mí como me mira? -indagué, mientras me mordía el labio y le miraba de reojo.
- ¡Parece que te va a comer! -rió.
- ¡¡JANET!!
Reímos aún más y me giré para ver su rostro, sonrojado de nuevo.
- Ya podrías hacerlo -le susurré al oído. Levantó la vista y nuestros ojos chocaron. Esa chispa, esa magia que había entre nosotros, pudo apreciarse una vez más.

5 comentarios:

  1. mmme encanta tu novela simplemente me facina continuala pronto me encanta!!!
    by:yeli

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  2. Pues si, podria hacerlo!

    Que monaa Janet, tan dulce como Mike:)

    Te lo repito otra vez? venga vava...Adoro tu historia. :D

    Sigue sigue! jajaja

    Paoola! ^^

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  3. Ahhh me encaaanta sos una exelente escritora!

    -¡Parece que te va a comer!-rió.
    jajajaj Janet es demasiado adorablee!

    Esta novela me atrapa y fascina cada dia mas!!

    Siguela please! =D

    Maga

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  4. "- Ya podrías hacerlo -le susurré al oído. Levantó la vista, y nuestros ojos chocaron. Esa chispa, esa magia que había entre nosotros, pudo apreciarse una vez más. "

    OOHH DIOS !
    Me mataste con esooooo xD!
    Sii ..yo tambn le hubiera dicho lo mismo :P !


    JUDIIIIIIII !
    Eres la mejor ..d vrdaad ! AMO TU NOVELA!!
    sigueelaa please :D !
    Besos ^^

    -----------------
    Tatiana (:

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  5. Janet!! que indiscreta por Dios!! JAJAJA
    Y como siempre nos dejas en la mejor parte, que mala! ajaja
    Muy buena, adelante!!
    Un abrazo
    Oli

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