1 de julio de 2010

Capítulo 29.

Lo será si estamos tú y yo.

Me faltó tiempo para quitarme la camiseta, ante la atenta mirada de Michael, y la deposité en un árbol tan rápido como pude.
- ¿Qué miras? -pregunté, acercándome a él.
- Nada, nada... Me fascina como puedes llegar a ser tan rápida para lo que quieres -enarcó una ceja-. Hemos tardado horas en cruzar unos kilómetros de nada, pero te hablan de desnudarte y... -sonrió.
Le lancé una de mis malévolas miradas y ni me molesté en contestarle. Tiré de su camiseta hacia arriba, hecho que, por supuesto, hizo que me recorrieran mil escalofríos. Me pregunté cuando dejaría de ser tan endeble con sus encantos. Él no opuso resistencia y una vez que la tuve en la mano, la tiré y me eché a sus brazos. Pero me esquivó y me miró con cara de pocos amigos.
- ¿Te importaría ordenar también mi ropa? Ya sabes, por eso de que ya está suficientemente manchada como para encima darla otro repaso más.
- Pues por eso no lo hago, como ya está manchada, ¿qué más da? -sonreí.
Iba a protestar, pero le callé con mis labios. Acaricié su cuello con una mano y le atraje más hacía mí, al tiempo que con la otra desabotonaba el botón de su pantalón. Me separé de él y le interrogué con la mirada, a la espera de su aprobación. Se limitó a sonreír y agarró mi cintura, mientras desabrochaba él también mi pantalón.
Entonces algo me rozó el pie. Detuve sus labios y miré hacia abajo.
- ¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!! -estaba segura de que mi grito lo habían oído mis padres en España. Pero eran perfectamente comprensibles. Una rana había encontrado refugio en mi pobre y pequeñito pie-. ¡¡Quitámela, quitámela!! -me di la vuelta y me subí encima de la espalda de Michael, que estaba doblándose de la risa.
- ¡Sólo es una rana! -sus risas también podían oírse a kilómetros.
- No me hace gracia, ¡líbrate de ella!
- Lo haré cuando te bajes, preciosa.
Me depositó en el suelo y se agachó.
- Hola rana, perdona a mi novia y a sus gritos, es que a veces es un poco boba.
- ¡¡Michael!! Dila que se vaya.
Oí como se reía con más intensidad y, para mi disgusto, vi como la cogía entre sus manos.
- Ven, dala un besito -dijo, mientras me la acercaba, con su estupenda sonrisa.
- Ojala se ponga a saltar y se estampe contra tu cara, fíjate lo que te digo -le grité mientras retrocedía unos pasos.
- Alomejor no es una rana, es un sapo.
- ¡Peor me lo pones!
- ¿Y si es un príncipe y quiere enamorarse de ti? Bueno, eso no me beneficia, pero está claro que me reiría un rato. Toma, dala un beso.
- ¡¡¡Michael Joseph Jackson!!! ¡O te llevas la rana lejos de mí o traeré tanques para destruirla por mi cuenta!
En ese momento él ya no podía reírse más y yo me había dejado la garganta de tanto chillar. Se acercó hasta la orilla y la depositó.
- Pobre rana, te devuelvo a tu hábitat, que no tienes porque sufrir escuchando a la histérica de mi novia. Compadécete de mí, que todavía me queda bastante por aguantar -se giró, mordiéndose el labio inferior y caminó hasta mí.
- No vas a tocarme con esas manos, te lo advierto.
Me apoyé en un árbol y me quité los pantalones en menos de dos segundos, mientras veía como Michael seguía caminando hacía mí mostrándome sus manos, sonriendo como sólo él sabía. Eché a correr hacía el lago, pero me pilló por el camino y me agarró por detrás, sosteniéndome por la cintura.
- Quita tus zarpas de encima.
- Ya me dirás eso cuando quieras que te acaricie... -me soltó y caminó hasta el árbol. Le saqué la lengua y me metí en el lago.
A los pocos segundos él estaba metido también. El agua estaba bastante fría, pero decidimos echar varias carreras y acabamos sofocados.
- ¿Sabes? -rodeé su cuello con mis brazos y le di un beso-. Tengo una teoría.
- Estaré encantado de oírla -devolvió mi beso y aferró mi cintura.
- Estoy convencida de que al mundo le pasa algo con los botones de tus pantalones.
- ¿Y cómo has llegado a esa conclusión, sabia Judith?
- Pues... Porque la primera vez que te le desabotoné, interrumpió el teléfono. Dentro de lo que cabe es normal, los teléfonos existen y la gente llama si necesita algo. Pero que la segunda vez que te desabotone un botón, una rana se posé encima de mi pie... Eso es totalmente surrealista. El mundo ha hecho un complot para que nunca pueda llegar más allá. ¿Qué crees que será lo próximo que pasará?
- Um... Invasión espacial. Seguro. Los extraterrestres se harán dueños de la tierra -sonrió.
- Bueno, cuadra dentro de la teoría.
Le besé durante unos segundos y, tan rápida como pude, empujé su cabeza hacía abajo, hundiéndole en el agua. Salió de debajo de ésta como una moto y suspiró.
- Me lavé ayer el pelo -no dijo nada más, no hizo falta. Su pelo era sagrado, así me lo había hecho saber hacía tiempo. La verdad, yo también pensaba lo mismo. Esos rizos deberían estar en un museo.
- Te la debía. Tú me bañas en barro, yo te baño en agua. Deberías darme las gracias, es mucho más limpio.
Dicho esto se lanzó a por mí. Estuvimos, sin exagerar, más de una hora hundiéndonos el uno al otro. Y lo mejor es que no nos cansábamos. Reíamos y reíamos, chillábamos, nos salpicábamos. Cuando empezó a salirme agua por las orejas de tanto tragarla (evidentemente, Michael era mucho más rápido que yo, y por lo tanto, besé el fondo del lago más veces que él), se acercó a mí y me cogió.
- No creo que haga falta que bebas más agua en mucho tiempo. Has tragado bastante.
- Muy gracioso.
Me besó el cuello mientras yo jugaba con uno de sus rizos.
- Judi.
- Dime, Aquaman.
- Algún día llegarás más allá.
- ¿Más allá de que?
- Del primer botón de mi pantalón.
Sonreí ampliamente y sostuve su cara con más fuerza.
- ¿Ahora...?
- No, ahora no -me calló.
- ¿Por qué no?
- Quiero que sea especial.
- Lo será si estamos tú y yo.
Lo pensó durante unos segundos y supliqué que decidiera que esa razón era suficientemente válida. Me miró y sonrió.
- ¿De verdad crees que es un buen momento? Y sobre todo, ¿de verdad crees que es un buen lugar? -iba a hablar, respondiendo dos enormes “sí” a ambas preguntas, pero continuó hablando él, mientras levantaba sus cejas-. Podrían empezar a aparecer ranas, y sapos, y toda clase de animales que habitan en los lagos, que harían bastante desagradable...
- Vale, vale, cállate. Me has convencido.
Besó mi nariz y agarró mi mano, mientras comenzaba a nadar hacia la orilla.
- Vamos a comer anda, ya va siendo hora. Como se te arruguen más las manos no voy a quererte por vieja -me sacó la lengua y sonrió.
¿Había alguien más perfecto en este planeta que ÉL?

6 comentarios:

  1. mas que precioso!!
    pensaba que sería una hormiga en vez de una rana jaja con esa gran atraccion a las hormigas!! :P
    leer esto junto con man in the mirrow es algo ya superior!! mmm..me debes unas lagrimas!

    ..nana

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  2. Awwwwss!!! me ha encantado el capítuloo!!
    ¡Espero conti pronto!
    de veras que esta genial. Espero sigas así, gracias por esta magnifica historia.

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  3. Ains, pobre rana...jajajaja

    Que perfecta que es la historia, y no, no hay alguien mas perfecto en este planeta que michael.

    Te doy las gracias Judi , y siempre siempre te las dare por escribir algo asi tan bien, no se como explicarme la verdad, este blog, judith, michael..forman parte de mi vida. Y siempre será asi. Gracias...no me cansaré de decirtelo. Nunca.


    Un Beso ciieelo


    Paola.

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  4. pobre ranita... xDDD

    lo de aquaman ha estado bien jejejejej


    me encanta hay tanta felicidad =) muchas gracias por todo lo que haces, desde luego me sacas una sonrisa ^^

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  5. increible... esta historia m esta emocionando y tengo ya muxisimas ganas d saber km continuaa =) ers increible escrbiendoo!! m encantaaa. Gracias x compartir esto kn nosotros

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  6. Ohhh Judi (: ! QUE BUEN CAPITULOOO :D!
    me fascinoo :) ! Gracias por alegrar mi nochee!! Te deboo ..MILES :D !
    Siguee asiii Y CONTINUALA PRONTO
    please :D!
    -------------
    ATTE : Tatiana [tu admiradora de Peru ;) ..xD]
    cuidate ..Bsos !

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