3 de julio de 2013

Capítulo 86



Muy simple

Un par de minutos después aún no le había dirigido ni una sola mirada. ¿Cómo era capaz, después de todo, de seguir desconfiando de mí? ¿Cómo, después de meses demostrándole un amor absoluto, era capaz de decir que le ocultaba cosas? ¿Cómo era capaz de decirme todo aquello sabiendo que me dolía? Era como si me clavaran un puñal en el corazón. Después de todo lo que había hecho por él, ¿aún seguía teniendo dudas acerca de mí?
- No entiendo que te enfades –comentó, de pronto.
Esta vez sí le miré.
- ¿No lo entiendes? –Pregunté, con un notable tono de molestia en mi voz.
- No, no lo entiendo. Esto no estaría pasando si me hubieras dicho lo que ha pasado desde un principio.
Resoplé, cerré los ojos y traté de calmarme. Traté de ponerme en su lugar y llegué a comprender mínimamente que le hubiera molestado. Sólo mínimamente.
- Michael –dije, tratando de sonar relajada-, no te lo he dicho antes porque estabas hablando tú. Te he visto preocupado y nervioso, y he pensado que sería mejor que te tranquilizaras antes de contarte algo que estaba claro que te iba a poner más nervioso.
Volví a mirarle, mostrando seguridad. No tenía nada que ocultarle. Y sinceramente me dolía que pensase que fuera así.
Creía que se había tomado sus pequeñas vacaciones para poder acabar con el estrés que venía soportando desde hace meses, y que volvería más tranquilo. Pero parecía exactamente la misma persona que se había marchado semanas atrás.
De nuevo la misma pregunta acudió a mí: ¿iba a ser siempre así?
- Cuéntamelo, por favor –suplicó a los segundos.
- Iba a hacerlo de todos modos, aunque no me lo pidieras –carraspeé ligeramente y comencé a hablar-. John ha venido a pedirme perdón. Cuando ha aparecido por la puerta no he querido escucharle pero, no se cómo, he caído en la cuenta de algo que nunca había pensado –espere unos segundos, tratando de encontrar las mejores palabras para explicar aquello. Supuse que no las habría, iba a sentarle mal de igual modo-. Yo también le hice daño –soltó una risita y giró la cabeza hacia otro lado-. Mike, estaba con él, teníamos una relación, y de la noche a la mañana dejé de verle, de llamarle y de contestar a sus llamadas. ¿Eso no es hacer daño a una persona?
- ¿Eso justifica que se comportara como se comportó contigo?
- Jamás he dicho que lo justificase. Sólo digo que… Se merecía que le escuchase, porque hasta hace nada siempre había pensado que la culpa era suya y sólo suya. Y no es así. Yo también tuve parte de culpa.
Agachó la cabeza y comenzó a hacer movimientos de negación. Hubiera dado un millón de dólares por saber lo que estaba pensando.
Si los tuviera, claro.
- Oye, escucha –me acerqué más a él, salvando la distancia entre nosotros, y atrapé sus manos-. Me he quitado un peso de encima y no ha significado nada más que eso. Me alegro de haber podido hablarlo con él. Alégrate tú también, por favor, aunque sólo sea por mí.
Me miró de reojo.
- Por favor –insistí.
- No es justo que utilices el chantaje emocional.
Reí. ¿Había recuperado su buen humor? Si no era así, estaba dispuesta a devolvérselo.
- Tú también deberías disculparte con él, la culpa de todo fue tuya, en realidad –los ojos se le salieron de sus órbitas y, cuando estaba a punto de decir algo, coloqué mi dedo índice sobre sus labios-. Me robaste el corazón, ¿recuerdas? Si no fuera por tu culpa –recalqué esas palabras, dándolas el sentido que quería que tomaran-, yo seguiría con John.
Sonrió y suspiré de alivio.
- No te enfades, por favor, te prometo que iba a contártelo. No soporto que desconfíes de mí de esa manera, Mike, te lo aseguro. Eso sí que no es justo.
Esta vez, quien suspiró fue él.
- Lo siento. Sé que últimamente no me estoy portando bien.
- No es eso.
- Sí es eso. Estoy demasiado alterado.
- Lo estás –admití-, pero todos tenemos malas épocas.
- ¿Y la mía cuándo se va a acabar?
- Cuando menos te lo esperes.
Acaricié su rostro con lentitud y se acurrucó junto a mí. No soportaba verle así pero con el paso del tiempo había aprendido que había poco que podía hacer al respecto. No era mi culpa que se sintiera como se sentía; al contrario, sino fuera por mí, estaría aún peor. Eso lo sabía, era muy consciente de ello, y estaba orgullosa de poder significar tanto para él. De poder salvarle, como me dijo en una ocasión.
El problema es que no podía salvarle de todo lo que pasaba por su cabeza. Era alguien tan simple y tan complicado a la vez.
Era increíblemente fácil hacer que disfrutara con cualquier mínimo detalle, hacer que sonriera, hacer que estuviera contento… Y sin embargo, al mismo tiempo, era increíblemente difícil hacer que mantuviera esa sonrisa. ¿Por qué? Seguramente se debiera a la magnitud de ideas que pasaban a lo largo del día por su cabeza. Ideas que le habían acompañado desde la niñez y que, probablemente, sería muy difícil que abandonara algún día. Ideas como la desconfianza. Ideas como la soledad. Había crecido con ellas, había aprendido a ver el mundo con ellas, a través de ellas. Sintiéndose solo y desconfiando de las personas. Así era él.
Cuando, a medianoche, el cansancio hizo que ambos nos fuéramos a la cama, todo eso que había estado dando vueltas durante gran parte del día volvió a mí de nuevo. Michael me abrazó como solía hacer siempre y, en sus brazos, fui capaz de entender algo muy simple; y muy complicado a la vez.
La misma pregunta aterrizó en mi cabeza de nuevo: ¿iba a ser siempre así? ¿Iba a desconfiar siempre de mí? Ahora ya tenía una respuesta. Sí, sería siempre así. Michael desconfiaba de mí, y con casi total seguridad lo haría durante toda su vida. Y yo, ¿estaba dispuesta a aguantarlo?
Y entonces fue cuando lo entendí. Allí, en sus brazos, fui totalmente consciente de ello.
Era muy complicado, pues su desconfianza me dañaba de una manera que pocas personas podían siquiera sospechar, por lo que era complicado que cualquier entendiera que quisiera estar con él el resto de mi vida. Pero realmente quería. Y la razón de esto, era muy simple: lo amaba. Y lo que viniera, si venía a su lado, lo superaría.

8 comentarios:

  1. Nuevo capítulo!! Que bueno, me gustó, sobre todo las últimas frases... son muy tiernas.
    Te felicito, eres una fantástica escritora.

    ResponderEliminar
  2. Increíble historia:))) siguela plisss, está muy buena te felicito:D

    ResponderEliminar
  3. Que paso con la novela ya no la continuo.. Esta novela es de las pocas que me han alterado la vida de una manera fascinante... Deberían continuarla..

    ResponderEliminar
  4. ¡Que siga la novela please! :)

    ResponderEliminar
  5. No abandones la novela porfa siguelaa!!! :)

    ResponderEliminar
  6. judi segui la novela...hace mucho que te leo y no quiero dejar de hacerlo. besos desde argentina

    ResponderEliminar
  7. Oh dios he leido todo y me ha fascinado porfavor continua con ella... no puedo esperar :33 Saludos de tu nueva seguidora

    ResponderEliminar