7 de abril de 2010

Capítulo 7.

Pasatiempos y mundos distintos.

A partir de esa tarde, mi vida volvió a la normalidad.
Cuando llegué a casa le conté todo lo sucedido a mis amigas, que, evidentemente, no daban crédito. Finalmente, creyeron todo lo que les dije y nos pasamos dos o tres días comentando todas las cosas que Michael y yo habíamos hablado. Estaban tan impresionadas como yo por la forma en la que me había tratado y por como había querido saber tanto de mí. Lorena comentó algo que a mi se me había pasado por completo: el hecho de que fue Michael, y no Jermaine, quien pasó la tarde conmigo, quien se preocupó por mí. No me había parado a pensar en eso, pero, la verdad, me alegraba de que hubiera sido así.
También se lo conté a John, quien rió largo y tendido por ello. Me dijo que era habitual que las estrellas se buscaran pasatiempos y que seguramente Michael lo hubiera pasado bien indagando sobre mi vida. Yo no lo veía de ese modo, pero preferí no decir nada. Al fin y al cabo, quizá tenía razón. A la semana y media de lo sucedido, no había recibido ninguna llamada por parte de Michael.
No se podía decir que John y yo fuéramos novios, porque nosotros nunca lo habíamos llamado así, pero tampoco que no lo fuéramos porque a todos los efectos sí lo éramos. Lo conocimos a las dos semanas de trasladarnos desde España. Él se porto muy bien con nosotras y la verdad es que yo me sentí atraída desde un principio. Quedábamos todos los días que mi trabajo y el suyo nos lo permitía y lo pasábamos bien juntos. A veces me llevaba al cine, otras veces dábamos un paseo,y otras simplemente nos quedábamos en su casa.
Desde que conocí a Michael, apenas le había visto 4 veces...

Habían pasado ya dos semanas, y, como cada mañana, estaba tirada en la cama intentando recordar lo que había soñado, cuando sonó el teléfono. Me levanté tan rápido como pude con un solo nombre en mi cabeza.
- ¿Si?
- Hola, nena -la voz de John sonó al otro lado.
“Nena”. Como odiaba que me llamara así. Le repetía una y otra vez que no lo hiciera, pero él seguía haciéndolo.
- Hola, John –contesté con pocas ganas de hablar. Hubiera preferido otra voz…
- ¿Cómo estás? Llevamos cuatro días sin vernos.
- Estoy bien, tirada en la cama, ya me conoces.
- ¿Hoy no trabajas?
- No, hoy... Tengo el día libre. Pero he quedado con las chicas, vamos a ir al cine, a ver...
- Oye, llevamos cuatro días sin vernos. ¿Hoy tampoco nos vamos a ver?
- John, te he dicho que he quedado.
- Mira nena, no sé que te pasará, pero a mi no me vengas con tonterías. Es por el cantante ese, ¿verdad? No eres la misma desde que casi te mata -me dijo, prácticamente chillando.
- Para empezar, no fue él, fue su hermano y solo fue un accidente. Y no, esto no tiene nada que ver con Michael.
- Ya, claro. Oye mira cuando te venga en gana, pues me llamas. Y sino, pues que te den. No eres más que una niñata, ¿sabes? ¿Sabes la cantidad de chicas que darían lo que sea por pasar un minuto conmigo en mi cama? No sabes valorar lo que tienes, y...
Y colgué. ¿Para que seguir escuchando sandeces? Respiré hondo y lancé una mirada asesina al teléfono. Sí, vale, él no tenía la culpa, pero con alguien lo tenía que pagar...
Odiaba discutir con John. Era un buen chico, solo que le perdía su mal carácter, y sobre todo los celos. No tenía ningún derecho a decirme todo lo que me había dicho, ninguno. Yo no era suya.
El teléfono volvió a sonar a los pocos segundos de haber colgado yo, y, aun a riesgo de volver a discutir con él, lo cogí.
- Mira, para empezar, no eres nadie para decirme todo eso. Yo no soy tuya, ¿vale? Y si quiero quedar con mis amigas, pues quedo. Y sino quiero verte, pues no te veo. Es mi vida y yo decido -le dije tranquila, pero con un evidente tono de cabreo.
Supuse que en menos de dos segundos se iba a poner a dar voces y a echarme en cara millones de cosas, pero todo lo que escuché fue el silencio.
- ¿John?
- No... No soy John, no sé quién es John -dijo esa voz dulce que tanto había esperado oír-. Soy Michael.
- ¡Lo siento Michael! Es que... -iba a comenzar a desahogarme con él, pero no creí necesario meterle en la cabeza mis tonterías-. Bueno, da igual. ¿Cómo estás?
Estuvo unos segundos en silencio, debatiendo, supuse, consigo mismo si preguntarme por qué le había contestado de esa forma. Aunque solo fueron unos segundos a mi me parecieron siglos.
- Bien, gracias. ¿Y tú? Siento no haberte llamado antes, he estado un poco liado.
- ¡No pasa nada! No te preocupes.
- ¿Te apetece que nos veamos?
- ¡Claro! ¡Cuando quieras! -la emoción se hizo dueña de mi persona, y me puse a dar saltos en mitad del salón.
- Um... ¿Qué te parece si le digo a Sam que pase a buscarte y te traiga de nuevo aquí? ¿Estarás lista en media hora?
¿Media hora? ¡Me acababa de levantar! ¿Pero qué hora se supone que era? ¿Las 5 de la tarde? Juraría que no eran más de las 11.
Al ver que no le contestaba, siguió hablando él:
- He pensando que podrías quedarte a comer. Mis hermanas y mi madre se van de compras, y mi padre tiene asuntos que hacer. Podríamos comer juntos, y luego dar un paseo por el jardín. Si quieres claro.
Um... Me gustaba como sonaba eso de juntos.
Me gustaba demasiado.
Y eso no era bueno.
- Sí, sí. Perfecto. Pero... Dame una hora, ¿vale?
Escuché su risita al otro lado.
- De acuerdo. En una hora estará Sam allí. ¡Nos vemos!
Y colgó. Entonces yo me puse a dar saltos con más intensidad por el sofá, en las camas...
- ¡Me ha llamado! ¡Me ha llamado! -chillaba.
- ¿Quién te ha llamado? No me digas que...
Estaba tan entusiasmada que no había oído ni la puerta. Allí estaba Marina, con cara de pocos amigos. Bajé de la cama y me coloqué frente a ella, poniendo cara de niña buena.
- Oye, Judith, escúchame. ¿No te das cuenta de como te estás comportando?
- Me arrepentiré de preguntar esto, pero... ¿Cómo me estoy comportando?
- Como si Michael te gustara, así te estás comportando. Llevas dos semanas pegada al teléfono, y ¿cuántos días has quedado desde entonces con John? ¿Sabes cómo acabará todo esto si sigues así?
- También me arrepentiré de preguntarlo, pero... ¿Cómo va a acabar esto, oh sabia Marina?
- Tú dejarás a John, porque creerás que porque Michael te haya llamado un par de veces puede llegar a sentir lo mismo que, si sigues así, sentirás tú. Eres la mejor, tú lo sabes, cualquiera se enamoraría de ti, pero... Deja todo esto, de verdad. Puedes llevarte bien con él, podéis ser amigos. Pero pertenecéis a mundos distintos, ¿no te das cuenta? Sí sigues así, perderás a John. Y él sí te quiere de verdad.
Dicho esto se fue de la habitación. Toda la euforia que tenía me la había robado en un momento. Ladrona.
- Marina, mi madre vive a muchos kilómetros de aquí. De verdad que no necesito que la reemplaces -dije lo suficientemente fuerte para que me oyera.
Me tumbé en la cama y cerré los ojos. Lo peor de todo es que llevaba razón. ¿Qué se supone que estaba haciendo? Lo que estaba haciendo no era propio de mí, nada propio. Tenía novio y quería estar con él. Claro que quería.  ¿Quería que lo de John se acabara o qué?
- Pon los pies en la tierra -me dije a mí misma.
Quedaría hoy con él, pero no lo haría más veces. No si quería que pasara todo lo que había dicho mi amiga/madre.
- Vivimos en mundos distintos, completamente distintos... -me repetí.
Además, yo quería estar con John. Había pasado cuatro meses estupendos con él, no iba a dejar que se acabara por un chico al que acababa de conocer y el que, seguramente, solo me quería para divertirse un par de tardes.
- Las estrellas son así, buscan pasatiempos... -recordé lo que me había dicho John.
Una vez que me conciencié de todo (me fue necesario como una media hora), me levanté, hice la cama y me arreglé. Quedaba poco más de cinco minutos para que Sam pasase a buscarme cuando me fui a la cocina, donde estaba Marina.
- Pasaré el día fuera -la dije antes de que ella empezara a hablar-. Michael me ha invitado a comer y después daremos un paseo. Como amigos, lo tengo claro, de verdad. Cuando vuelva llamaré a John y hablaré con él, ¿vale?
- Haz lo que quieras... Pero deberías tener cuidado.
- Que si... -dije mientras la daba un beso fugaz-. ¡Pasadlo bien por aquí! ¡Ah! Y si llama John no le digáis donde estoy, por favor. Decidle que hemos quedado todas para ir al cine. Es que esta mañana he discutido con él... ¡Adiós!
Y salí tan rápido como pude, dejándola con la palabra en la boca. Seguramente me hubiera echado la bronca una vez más...

6 comentarios:

  1. jajaja jajajaja
    Pobre Mike ...
    jajaja

    ResponderEliminar
  2. jajajajja wow esta genial este fic!!

    ResponderEliminar
  3. por favor escribe pronto =) que me encanta tu fic ^^ no me dejes con la dudaaaa :(

    ResponderEliminar
  4. Dios! pobre Michael =( XDDD
    estuvo muuuy divertido!♥

    ResponderEliminar
  5. Owo!!!
    ese John esta pasadooo!!! grrr!!
    dejando eso de parte...¡que cool cuando hablaste con el por cel!
    Brinque tambien!

    ResponderEliminar