6 de abril de 2010

Capítulo 3.

Cuando nadie puede creerlo...

Los dos hombres se fueron con aires malhumorados de la habitación, y supuse que no se habían fiado de mí. Michael me ayudó otra vez a tumbarme en la cama, y, como las veces anteriores, se sentó a mi lado.
- ¿Por qué han preguntado eso, Michael?
- Supongo que tienen miedo de que alguien pueda hacer daño a la carrera de Jermaine. Son su abogado y su manager. A mi no me caen muy bien, la verdad.
- ¿Tú también pensabas que quería poner una denuncia?
- No, yo no pensaba eso -sonrió.
¿Había caído del cielo? Que pregunta más tonta. Pues claro que lo había hecho.
- Esto... Michael. Creo que mis amigas estarán preocupadas, quizá debería irme.
- ¡De eso nada! No estás recuperada. ¿O es que quieres caerte cada vez que te levantes de la cama? Vas a quedarte aquí el tiempo que sea necesario -me dijo dulcemente.
- Vale... Pero, ¿y mis amigas? -No sabían nada de mí desde hace un día. Debían estar muy preocupadas.
Se levantó deprisa de la cama, y se fue hasta una esquina donde se hallaba una mesilla. Me fijé en como caminaba; más bien, en como bailaba, como flotaba. Se movía con tal ligereza que me compadecí de aquellos que tenían que pasar todo el día a su lado. Era insultante como él parecía de otro planeta.
En menos de 30 segundos volvió a estar a mi lado.
- Toma –dijo mientras me entregaba un teléfono-. Puedes realizar las llamadas que quieras. Dentro de un rato vuelvo, y si te apetece, podríamos dar un paseo por el jardín -sonrió.
- ¡Claro! Es una idea fantástica. Me vendrá bien un poco de aire.
Dio media vuelta, caminó hacia la puerta, y la cerró con delicadeza. ¿Todo lo que hacía ese chico era perfecto?
Marqué el número de casa y recé porque a estas alturas no hubieran emprendido una investigación policial que hubiera reunido a los mejores profesionales de todos los Estados de América. Ellas son así.
- ¿Si? -contestó Marina.
- ¡Hola! Soy yo. Siento no haber llamado antes, he tenido... -iba a decir problemas, pero esa no era la palabra exacta. No era un gran problema tener a Michael conmigo, la verdad-. Bueno, no sé cuál es la palabra, pero...
- Espera, espera. ¿No te has quedado con John en su casa? -dijo con tranquilidad.
- No, he estado...
- ¿¡Entonces dónde has estado!? -chilló.
- Si me dejarás hablar, te lo explicaría.
Estuve unos 20 minutos contándole todo una y otra vez. Como esperaba, no se lo creía. Varias veces me preguntó qué había tomado la noche anterior, y también me comentó que las drogas no eran la solución si tenía algún problema. Todo ello mientras soltaba unas enormes carcajadas, como no.
- ¿Tan difícil es de creer?
- Sí, bastante. Pero si eres feliz diciéndonos eso... Bueno, por lo menos sabemos que estás bien. Ya nos contarás donde has estado cuando vuelvas. Y ven pronto, que hoy te toca a ti fregar los platos de la comida.
Dicho esto, colgó. Marina era así. Creo que nunca he terminado una conversación con ella por teléfono en mi vida.
Me disponía a marcar el número de John cuando la puerta se abrió tan despacio como lo había hecho Michael cuando la cerró.

2 comentarios:

  1. tu historia es perfecta! ME ENCANTA!

    llevas poquitos capitulos, y ya estoy completamente enganchada.

    Continua! bss:)

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  2. No le cre... =(
    Bueno, creo que yo tampoco le creería a mi BF si me llamara uno de estos días para decirme que se tropesó con el auto de Michael Jackson...jaja... o que uno de mis amigos me dijese que se estrelló con Janet frente a una disquera XD

    Jajaja... me gustó mucho!!! ¡Eres muy buena escribiendo!

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