13 de enero de 2011

Capítulo 42.

29 de agosto de 1979 (I)

Mis ojos se entreabrieron lentamente con los primeros rayos de sol lo suficientemente molestos que se colaron por la ventana. Aunque supongo que la palabra “molestos” no es la adecuada, porque esos rayos de sol indicaban que hacía un día espléndido. Oí como los pájaros cantaban fuera y sonreí, aún adormecido. Que agradable era despertarse con el sonido de la naturaleza.
Tardé varios segundos en orientarme y unos cuantos minutos en incorporarme por fin en la cama, cayendo en la cuenta de qué día era. 29 de agosto de 1979, lo que significaba que había cumplido 21 años. Después de este día muchas cosas iban a cambiar…
No debían de ser más de las 11 de la mañana, así que aún podía quedarme un rato en mi cuarto tranquilo, sin que nadie me molestara. Me levanté del todo y caminé hasta la ventana, corriendo las cortinas y contemplando el paisaje que cada mañana se presentaba ante mí. Sin ser excesivamente grande, lo cierto es que el jardín que poseíamos tenía una belleza admirable. Los árboles lucían verdes y esbeltos, y se llenaban de pajarillos alegres que cada día ponían aún más melodías a esta casa. Tenía una gran suerte ya que mi dormitorio estaba orientado en el sitio indicado para poder observar toda la naturaleza que se presentaba ante mí. Estaba seguro de que, dentro de no mucho tiempo, me haría con un prado enorme, donde construiría una pequeña casita, sencilla y sin lujos. El verde se extendería hasta donde no alcanzara la vista, y los árboles y los lagos cubrirían toda su extensión. Viviría allí el resto de mis días, junto a Judith.
Mi mente se detuvo en la persona que había alimentado mi felicidad estos últimos meses. Llevaba dos días sin saber de ella, y parecían una eternidad…
Oí como giraban el pomo de la puerta y me di la vuelta, descartando todo tipo de pensamientos. Janet asomó su pequeña cabeza por un espacio reducido entre la puerta y el marco de ésta, y exhibió una gran sonrisa cuando me vio observándola. Corrió hacia mí como si su vida dependiera de ello.
- ¡¡Felicidades, hermanito!! –exclamó, cubriéndome de besos y abrazos.
- Gracias, pequeña.
Nos sentamos en la cama, sonriendo ambos. Hablamos durante un rato hasta que me percaté de que tenía un pequeño sobre en la mano.
- ¿Qué es eso, Janet?
- Oh, sí. Casi lo olvido. Es de Judith, me dijo que te lo diera.
- ¿Judith? –pregunté confuso-. ¿Cuándo has visto a Judith?
- Ayer. No te enteraste, ¿eh? –me guiñó un ojo y pude ver en su sonrisa todo tipo de emociones.
- Vale, me lo contarás más tarde. No podrás escaparte, te lo advierto. Y ahora, ¿me dejas leerlo a solas?
- ¡Claro! –me dio un beso veloz y salió disparada.
Posé mis ojos en el pequeño sobre y lo abrí con cuidado. Era una carta escrita con una caligrafía perfecta. Judith y sus cosas, siempre tan perfeccionista. Lo curioso es que era ella la que siempre me reprochaba mi perfeccionismo… Me tumbé en la cama, impaciente por lo que iba a encontrarme. Respiré profundo, y comencé a leer:
“¿Sabes? He estado pensando mucho en lo que me dijiste, y creo que tienes razón. Si pudiera elegir una sola cosa en este mundo, te elegiría a ti, para siempre, y contigo a todos nuestros momentos. Me hubiera gustado haber tenido una cámara a mano para haber grabado nuestras charlas interminables, o nuestras peleas de cojines. Aquel primer beso. Aquella primera vez. Nuestras peleillas estúpidas, y nuestras preciosas reconciliaciones. Los días mágicos en la playa. Y en tu casa. Y en la mía. Y las escapadas al cine. Y las carreras en la calle. Y… A ti. Tumbado. De pie. Sonriendo. Corriendo. Riendo. Brillando más que el propio sol en un día de verano. Haciendo sentir envidia a las estrellas por lucir más que ellas por la noche. A ti. A nosotros.
La pena es no haberlo pensado antes, porque hubiera sido una buena idea conservarlo siempre, ¿no? Por suerte tenemos nuestra memoria, y algo con mucho más valor: nos tenemos el uno al otro. Prometo recordarte dentro de 10 años lo felices que fuimos manchándonos de barro en nuestras primeras vacaciones juntos. Y prometo recordarte dentro de 20 años lo felices que fuimos el 29 de agosto de 1979. Y tú, ¿me lo prometes? Seguro que sí.
No puedo regalarte coches caros, Michael. No puedo comprarte casas, ni cuadros que valen millones. Ni lujo. Ni riqueza. Pero puedo ofrecerte lo más valioso que tengo: mis recuerdos a tu lado. Te los regalo, porque en el fondo son tuyos, tú los hiciste posibles. Es lo más valioso que tengo, lo que más quiero. Y ahora son tuyos.
Si no te importa, me gustaría que te dirigieras a aquel maravilloso lago que hace más de 3 meses me enseñaste. Puedes ir ahora, o dentro de 5 minutos, o de 5 horas. En nuestro pequeño rincón he suplido la falta de lujo y riqueza con cariño y magia, mucha magia. La magia que tú desprendes.
Te quiero, ahora, mañana, y hasta que mi corazón deje de latir.
Y, por cierto… Felicidades”.
Recosté mi cabeza contra la almohada y noté las lágrimas que caían por mi mejilla, que mezclaban felicidad con agradecimiento. Sonreí mientras releí la carta.
Con tan sólo 20 años había perdido toda esperanza de encontrar a una persona con quien compartirlo todo, con quien los miedos y las dudas se fueran, con quien poder vivir sin vergüenza y sin más preocupación que conseguir mantenerla al lado de mi frenética vida. Y de repente… Apareció ella. Cayó como una estrella, y me salvó de todo, hasta de mí mismo. Y ahora… Ahora esto. Ahora, y ayer, y hace una semana, y hace un mes. ¿Y yo brillaba más que el sol? Ella era la auténtica luz en todo esto.
Me vestí todo lo rápido que pude, y me encaminé hacia el lugar que me había indicado, sin soltar la carta, y leyéndola tantas veces que antes de salir de casa ya me la había aprendido.
El sol me acompañó durante el trayecto a ese mágico lugar…


___

Chicas <3
Como bien ha dicho Isa en un comentario, es muy difícil saber lo que pasaba por su cabeza, así que no pretendo eso. No he supuesto que hubiera pensado en ese momento, simplemente he imaginado.
Sólo quería aclararlo :) Narrar un par de capítulos desde su punto de vista es una idea diferente sin la cual no podía hacer lo que tenía pensado, así que me he arriesgado aún sabiendo que era difícil. He tardado en escribir este capítulos casi el doble de lo que tardo con cualquier otro. Espero que el resultado no sea demasiado malo, aunque todavía no he terminado de "colarme" en su mente, el siguiente capítulo también será con Mike como vividor en 1º persona.
Muchas gracias a todas por cada comentario, y por todo en general :)
Nunca me cansaré de agradeceros el más mínimo gesto, porque me hace sonreír muchísimo, no os lo imaginais :)
Un besazo enorme para todas <3
IT'S ALL FOR L.O.V.E

5 comentarios:

  1. Judi me ha encantado el capitulo!!!! ha sido precioso km has expresado los sentimientos de Mike, me he emocionado muxisimoo, he podido sentir cada una de las palabras k has escritohas conseguido ponerme los pelos de punta en serio!!
    Increiblee!!
    Un besazoo!! <3

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  2. Bffffffff, hace un monton que no te escribo un comentario, pero esque este capitulo me ha encantado Judith! Te felicito!Sigue escribiendo así de bien, y me alegro de que hayas vuelto, me encanta tu historia! :)
    Un beso.

    Gemaespinosa.

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  3. ME ENCANTA, pero una aclaracion, yo en ningun momento, e querido poner en duda tus cualidades de meterte en la mente de una persona =).
    Esque, creo que me has malinterpretado, como si te estuviera reprochando algo, pero que sepas, que me gusta mucho tu idea, y que... bueno, que... PAZ Y AMOR xD

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  4. Hola! Comenze a leer el lunes y hoy ya termine! exlente tu novela de verdad que me atrapo desde el primer dia, se que se siente meterse en la mente de Michael escribo algo parecido.. Bueno siguela pronto! Un besote

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  5. Ya ves?.. no me equivoqué :)
    Qué buena interpretación de los pensamiento de Michael :W!
    Demasiado, demasiado, demasiado.. excelentee!
    en serio, me enamoré de este capítulo de inicio a fin <3
    Me iré volando a leer el otro capítulo!
    *-*

    Un beso!
    Te quiero cielo (LLL)

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