2 de agosto de 2011

Capítulo 58.

Tres cojines, tres amigas y una absoluta convicción.

Al día siguiente amanecí hecha polvo; el concepto de cansancio que tenía anteriormente me resultó hasta ridículo: lo que sentía en esos momentos sí era agotamiento. Me miré las piernas, quizá esperando que me hiciera alguna señal de vida. Suspiré y decidí quedarme en la cama tanto tiempo como me fuera necesario. Si lo necesario consistía en tres semanas… Pues esas tres semanas serían bienvenidas.
No sabría decir cuánto tiempo pasó desde que pensé aquello hasta que Nana entró en mi cuarto.
- ¡¡Terremoto!! –gritó saltando encima de mi cama, riendo. La asesiné con la mirada y cayó fusilada a mi lado-. ¿No crees que es hora de levantarse ya? Al menos para que nos cuentes cómo fue.
- Fue todo bien. Buenas noches –me tapé con la sábana hasta arriba e imité el sonido de un ronquido.
- ¿Desde cuándo nos ha valido con un bien? O te levantas o te tiro, tú eliges –me destapó y comenzó a empujarme.
- Vale, vale. Habla tú con mis piernas, son ellas las encargadas de ponerme en funcionamiento.
- Estimadas piernas de mi amiga, ¿queréis hacer el favor de moveros?
- ¿Las oyes? Dicen que no, que buenas noches –me volví a tapar sonriendo y esperé la siguiente embestida de Nana. Pero no llegó.
- En serio, ¿cómo ha ido? –su voz se tornó seria de pronto y yo me destapé, mirándola sin saber bien qué decir.
- No sabría encontrar una palabra que describiese la noche de ayer, la verdad.
- ¿Viste a…?
- Sí –suspiré. Y recordé. Su mirada. Su voz. Su precioso rostro. Su enfado. Su decepción. Me tapé de nuevo y cerré los ojos con fuerza. Que día tan horrible me esperaba.
- Anda, vamos. Te estamos esperando, aún no hemos comido –me destapó y me dio un beso-. Y así nos cuentas y hacemos un poco de terapia, que algo me dice que la necesitas.
- No necesito terapia, Nana. Necesito una vida nueva. O un cuchillo para acabar con esta –dramaticé.
- No digas tonterías. No te dejaríamos hacer eso…
- ¿Ni aunque os cediera todos mis bienes?
- Ni aunque nos cedieras todos tus bienes, que tampoco son muchos.
- Um… Entonces, sí. Necesito terapia.
Sonrió, se levantó y salió de la habitación.
- Venga, piernas. Llevamos juntas toda la vida, haced un último esfuerzo para llegar a la cocina y hacernos con un cuchillo o con algo. Ya veré el qué.
- Te estoy escuchando… -oí a lo lejos la voz de Nana y sonreí.
Me estiré y me incorporé. Decidí no enfrentarme a mi imagen en el espejo, que seguramente dejaba bastante que desear. No me había molestado en deshacerme la coleta con la que llegué anoche del trabajo, así que decir que mis pelos eran escandalosamente horrendos quedaba bastante alejado de la realidad.
- Buenos días, dormilona –sonrió Marina.
- Eh, señor monstruo de los malos pelos, ¿qué has hecho con nuestra amiga? –rió Lorena.
- Muy graciosa –me tumbé en el sofá y me tapé con un cojín.
- ¿De la cama al sofá? ¿Te parece bonito? –preguntó Nana.
- Es lo que me ha enseñado a hacer Marina en todos estos años.
Un cojín impactó en mi cara y fue entonces cuando me incorporé del todo, decidida a relatarles lo que quisieran saber. Las miré y ellas también intercambiaron miradas.
- ¿Quién empieza con el interrogatorio? –exhibí una media sonrisa y Lorena levantó la mano.
- Creo que pregunto en nombre de todas cuando digo… ¿Qué tal con él?
Suspiré y puse mil caras diferentes en menos de diez segundos. Bajé la cabeza y recordé el tono de reproche en sus palabras. Aunque al final quiso suavizarlo todo, lo cierto es que se le notaba disgustado, enfadado, dolido. Decepcionado.
- Mal –dije finalmente. Me mordí el labio y me levanté a por un vaso de agua a la cocina. Cuando volví comprobé que no se habían movido de su sitio.
- ¿Y una explicación un poco más larga?
- Me hizo darme cuenta de que esto se ha acabado solo por mí, por mi propia decisión, porque soy una cobarde –bebí lentamente, con la intención de digerir también las palabras que Michael había pronunciado el día anterior.
- Pero eso no es malo… -dijo Nana. Todas las miramos y enarqué una ceja.
- Define “malo”.
Puso los ojos en blanco.
- Malo: que carece de cualidades positivas. Definida la palabra, expongo de nuevo mi opinión: eso no es malo.
- Que te hayas dado cuenta tú no es malo, Judith. Eso te va a ayudar a crecer… -comentó Lorena.
- Sabes que el primer paso para cambiar algo es asumir que es necesario cambiarlo –finalizó Marina.
Las miré con la boca abierta.
- Es decir, que vosotras ya pensabais que era una cobarde.
- No –dijeron a coro.
- Ya –enarqué las cejas de nuevo y me recosté contra el sillón-. Soy una miedica.
- No es fácil enfrentarse a lo que nos da miedo. Tú siempre has tenido miedo a enamorarte, a las relaciones, al confiar demasiado en alguien. ¿Cuántas veces nos has echado la charla de “no creo en las relaciones porque todo el mundo engaña”? He perdido la cuenta. Has pensado siempre así, siempre has sido así. Y sin embargo has mantenido mucho tiempo la fuerza y el valor para estar con alguien y para confiarle todo, eso significa que lo superaste, ¿no? –Lorena me tiró un cojín y me guiñó un ojo.
- Sí, ¿y de que me sirve? Me volví miedica otra vez y perdí la fuerza, el valor y todo lo demás.
- ¿Y qué? –Preguntó Marina-. Te has dado cuenta a tiempo, Judith. Aún estás a tiempo de recuperarlo todo: la fuerza, el valor y a Michael. ¿Te parece poco? Tienes otra oportunidad para hacerte fuerte, valiente, para crecer. Y para hacerlo al lado de la persona que quieres. ¿Qué más da si has tenido una recaída en tu temor a las relaciones? Puedes recuperarte de ello y además salir beneficiada: ya sabes qué es lo que no tienes que hacer –la interrogué con la mirada, cuestionándola acerca de qué no tenía que hacer. No hizo falta hablar para que entendiera mi pregunta-. Salir por patas cada vez que te entren dudas, cada vez que haya complicaciones –me tiró ella también un cojín y sonrió.
- ¿Qué pasa si lo vuelvo a hacer? Michael me odiará eternamente por marearle.
- Michael te querrá igual, o más, si le explicas lo que ocurre, lo que pasa por tu cabeza. ¿Alguna vez le has hablado de tu opinión acerca de las relaciones? ¿Alguna vez le has contado tu teoría de “el hombre es infiel por naturaleza”? –Sonreí al escuchar hablar de mi teoría-. ¿Verdad que no? Si le cuentas todo eso, no sólo te vas a quedar más a gusto, sino que él te va a comprender más y la próxima vez que te entren dudas, o miedo, sabrá qué decir para recuperar tu confianza –Nana puso el punto y final lanzándome también ella un cojín.
Las miré a las tres, odiándolas un poquito.
- ¿Es que siempre tenéis que llevar razón?
- Y no te creas que nos gusta mucho, pero que se le va a hacer… Siempre la llevamos –sonrió Marina.
- Así que según vosotras estoy tardando demasiado tiempo en vestirme e ir a hablar con él, ¿no?
- Correcto. Deberías estar saliendo por esa puerta. Te doy diez segundos para hacerlo.
- Dame veinte, Lore, primero tengo que daros un abrazo.
Me levanté y ellas hicieron lo mismo, achuchándonos en mitad del salón.
- Y hasta aquí ha llegado la sesión de terapia y motivación –sonrió Marina.
- ¿Por qué no me habéis dado esta charla antes?
- Uf, te la dimos –suspiró Nana-. Pero estabas absolutamente negada a escucharnos.
- Cuando te pones cabezota eres un poco boba, ¿eh? –Lorena me dio un empujón y sonreímos todas.
- Gracias…
- De gracias nada. Corre a buscarle. Quiero sus calzoncillos como prueba de la reconciliación.
- ¡¡Marina!! –exclamé.
- ¿Qué? –se mostró sorprendida y reímos todas. Esa era la clase de comentarios que soltaba constantemente a lo largo del día.
- Que burra eres.
- Yo soy así y así seguiré –rió a carcajadas.
- ¿Me dejáis comer al menos antes de ir?
- Te dejamos comer y peinarte, fíjate –reímos de nuevo y fuimos a la cocina.
En esos momentos tenía siete cosas: tres golpes de cojín en la cara que me habían hecho despertar, las mejores tres amigas del mundo… Y la absoluta y completa convicción de querer recuperar al chico de la sonrisa perfecta.

6 comentarios:

  1. fue genial, siempre quedo con intriga, YA quiero el otro cap!:D jajajajaja me encanta tu nove, que gran eescritora eres..


    Lu.

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  2. Qué buen capítulo. Me dio mucha risa la parte de "Quiero sus calzoncillos como prueba de la reconciliación." hjajajaja.

    Saludos

    Vicky

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  3. Uff por fin se dio cuenta de su error... ojalá todo se aclare y vuelvan!!
    El capítulo es genial... y me alegro mucho de que ya te encuentres mejor! Besitos

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  4. Awwwwwwwww SIGUELAAAAA... definitivamente quiero que vaya a recuperar al chico de la sonrisa Perfecta *-*

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  5. JAJAJA muy bueno el cap,ahora lo más importante... a recuperar a Mike ^^ lo de "quiero sus calzoncillos como prueba de la reconciliación" me hizo reír un montón XD
    Me alegro que te hayas recuperado Judit ^^
    Si tienes tiempo me encantaría que te pasaras por mi nove y me des tu opinión :D http://yaiza-jackson.blogspot.com

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  6. Liberian ! aaaaaaaaaaw! que ira a pasar ?! uff que intriga? que dira Michael, se la pondra facil, o la hara sufrir? :O espero con ansias el proximo !

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