24 de agosto de 2011

Capítulo 63.

Fácil.

- Nada menos que Michael Jackson… -repitió Eva mientras daba una patada a una piedra que se cruzó en nuestro camino-. Es de cuento de hadas, no me digas que no.
- Es la tercera vez que dices eso –reí-. ¿Alguna tiene una aportación más interesante?
- Entiéndenos –contestó María-, estamos en shock. Sabíamos que tenías una relación con él, pero de ahí a que nos cuentes toda la historia… La verdad es que es de cuento de hadas.
- Es increíble, ¿por qué siempre consigues lo que te propones?
Ana me dio un codazo y bajó mi cabeza apretando sus nudillos en ella.
- Eh, yo no me propuse conseguirle. Surgió.
- Michael Jackson…
- Eva.
- Vale, vale. Ya paro. El cansancio no me deja ir más allá, a lo mejor mañana puedo darte una valoración más amplia.
Cansancio. Mucho cansancio. Como no podía ser menos anoche la preparamos por todo lo alto. ¿La excusa? Mi diecinueve cumpleaños. ¿La realidad? Las inmensas ganas de estar todos juntos por fin. Como había pronosticado, Eva me entretuvo durante toda la tarde mientras la casa de Patricia era transformada radicalmente. Hasta ahí me lo esperaba, pero llegar y encontrarme gente que vive lejos de aquí y que aun así había venido… No sé si alguna vez había sonreído tanto en tan poco tiempo. Y después de haber dormido poco y mal tras una larga noche, lo que tocaba hoy era el típico paseo al pueblo mientras comentabas las mejores jugadas del día anterior.
Sólo que esta vez el tema de conversación giraba en torno a mi novio. Querían saberlo todo y no las culpaba por ello. Respondí encantada a cada pregunta y las relaté tranquilamente algunas cosas importantes que me habían ocurrido. Me sorprendí a mí misma nombrando al tal Edward que hacía apenas una semana había conocido, y hablando de Natalie con odio, algo que pocas veces había ocurrido. Disfrutaron con mi felicidad como si fuera la suya y me arroparon cuando mi voz se trataba frente a los problemas.
Las adoraba. Y las había echado mucho de menos.
- ¡Hombre! Si están aquí las profesionales de la juerga.
Nuestra charla animada se detuvo al escuchar la voz de Joaquín junto a la escuela, por la que ahora pasábamos. Él también había estado anoche demostrándome porque este pequeño pueblo es mi sitio; a pesar de que me sacaba ocho años siempre nos habíamos entendido a la perfección y el cariño que le tenía sólo era comparable con el que me tenía él a mí. Junto a él estuvieron Rubén, Jesús, Dani, Diego… Cuando el día anterior les vi aparecer por la puerta busqué inconscientemente la presencia de Sergio, pero no estaba.
Algo que no ocurría en esos momentos.
Sus ojos se cruzaron con los míos y se levantó de inmediato, lo que provocó un pequeño escalofrío en mí. Le recordaba alto, pero no tanto. Y le recordaba guapo… Pero no tanto.
Mientras todos charlaban animados yo sólo podía observar cómo Sergio avanzaba hacia a mí ajeno a lo demás. Se detuvo frente a mí y sostuvo mi mano.
- No pude ir ayer –fue todo lo que dijo.
- No tienes que disculparte –sonreí.
- Tuve que trabajar.
- Tampoco tienes que excusarte –sonreí de nuevo mientras rezaba porque no se me trabara la voz. Era la clase de cosas que me pasaban antes cuando le tenía cerca. No sabía si ahora mis reacciones serían las mismas.
- Me alegro de volver a verte. Mucho –sonrió él también y no tuve más remedio que abrazarle de tal manera que hubiera podido romperle-. ¿Dónde has ganado tanta fuerza? –preguntó a los pocos segundos.
Reí y me separé de él.
-Quizá es que tú la has perdido.
Exhibió uno de sus fuertes brazos y aún cubiertos por la cazadora que llevaba podía apreciarse la dureza de éstos. Recordé cómo me habían abrazado siempre que lo había necesitado y me estremecí de nuevo. Busqué sus ojos verdes y por un breve, pero real segundo, deseé que el tiempo no hubiera pasado para nosotros.
- ¿Por qué no hablamos un rato y me cuentas cómo estás? –preguntó ignorando la expresión que había envuelto mi rostro.
Asentí en silencio y comenzó a andar en dirección al pequeño parque donde anteriormente siempre nos habíamos encontrado. Durante el trayecto me habló de lo contento que estaba con su trabajo, de cómo le reconocían las funciones que realizaba, de la posibilidad de ascenso si todo seguía así a pesar de su juventud… Y, como siempre, era como si esa barrera de siete años de diferencia no existiera entre nosotros. Era tan fácil hablar con él, era tan fácil entendernos. Habíamos compartido tanto tiempo juntos que durante un largo rato me pregunté si alguna vez eso lo podría borrar alguien.
- ¿Y tú? –la pregunta mágica salió a la luz al tiempo que nos sentábamos en el banco que había estado presente en tantos momentos entre nosotros-. Imagino que todo te va muy bien para haber estado sin aparecer por aquí un año.
Sonreí.
- La verdad es que la vida allí es otro mundo. No puedo quejarme, tengo un buen trabajo. Y creo que ahora mismo sé hablar mejor inglés que castellano.
Ambos reímos.
- Pensé que no volverías- entreabrí los labios para hablar pero no logré averiguar qué era lo que debía decir en esos momentos-. ¿Alguna vez te has planteado no volver?
- No –contesté segura-. Os quiero demasiado a todos como para no volveros a ver.
- ¿Y por qué has tardado tanto? Pensé que ibas a volver en junio como muy tarde, aunque fuera una visita rápida.
Sonreí ante el recuerdo de lo que eran mis primeras intenciones. Claro que pensaba regresar en junio, pero apareció Michael y trastocó mis planes, mi mundo y mi cabeza. Y por aquellas fechas lo que menos quería era separarme de él aunque fueran unos pocos días porque tenía la sensación de que lo que teníamos se podía desvanecer en cualquier momento; de que él se podía desvanecer en cualquier momento.
- Ya estoy aquí, eso es lo importante, ¿no? –contesté finalmente.
- Sin duda –aferró mi mano y cerré los ojos con fuerza. Conocía ese gesto-. Te he echado de menos. Y no cómo tú piensas -le interrogué con la mirada y le dejé continuar-. Piensas que lo nuestro no era importante para mí, al menos no mucho, pero sí lo era. Y cuando te fuiste me di aún más cuenta. No sabes cuánto…
- Alto, alto, alto –le corté. No estaba dispuesta a caer en sus redes, aunque no podía negar que por momentos lo deseara-. Yo también me alegro de verte, Sergio, y es verdad que te he echado de menos porque he pasado prácticamente toda mi vida contigo y dejar de verte de repente me costó. Pero igual que me costó dejar de ver a todo el mundo.
- ¿Qué ha cambiado? –preguntó a los pocos segundos.
Suspiré y me levanté.
- Será mejor que volvamos.
- Espera –sujetó mi cintura y me obligó a mirarle. La imagen de Michael apareció en mi cabeza y me zafé como pude de sus brazos-. Habla claro. ¿Has conocido a otro?
- No –contesté inmediatamente.
Ladeé la cabeza y tragué saliva. ¿Por qué había contestado aquello? Claro que había conocido a otro. No, a otro no, había conocido a ese, a él. A la última pieza, había conocido a mi complemento perfecto, a la persona que me hacía estar completa. ¿Por qué ese no? ¿Por qué esa negación?
¿Por qué esos ojos verdes mirándome así?
¿Por qué esas dudas de nuevo?
Levantó mi mentón y me obligó a mirarle. De nuevo Michael. Michael. Michael.
- ¿Vas a volverte a ir? –su profunda mirada me impidió contestar con seguridad y preferí ignorarle-. Quédate –susurró. Cerré los ojos de nuevo y le supliqué con otro inmenso suspiro que me dejara marchar.
- Sergio, por favor… Tú y yo… Esto… Ya estaba hablado. Yo no…
- Chssss. Ahora tengo las cosas mucho más claras, Judi. Siempre has sido muy importante pero me faltó verlo en su día y pedirte que te quedaras. Ahora lo tengo claro, quiero que te quedes, te quiero a mi lado.
- Calla, por favor.
- Vamos a intentarlo de nuevo.
Aferró mi cara con fuerza y desplazó la suya a unos pocos centímetros. Nuestros labios quedaron peligrosamente cerca y tuve que admitir que deseaba que lo hiciera. Deseaba que me besara y había varias razones por lo que lo deseaba. Como colándose en mi mente y escuchando mi petición, inclinó aún más la cabeza y presionó sus labios contra los míos…
A los pocos minutos se separó de mí sonriendo ampliamente, aunque mi sonrisa superaba a la suya. Le miré y de pronto comprendí todo. Me abracé a él con fuerza y él me devolvió el abrazo de buena gana, aunque estaba segura de que desconocía el motivo de mi sonrisa y de mi abrazo.
- Gracias… -susurré.
- Gracias a ti por haber vuelto.
Busqué sus ojos verdes que estaban resplandecientes y le acaricié el rostro.
- Siempre fuiste especial para mí, entre otras cosas porque me hacías la vida más fácil. Era como si a tu lado todo se resolviera, como si de pronto la bombilla se encendiese y los problemas desaparecieran. Lo has vuelto a hacer, así que gracias –le besé en la mejilla y caminé hacia la salida del parque.
- ¡Judith! –exclamó-. ¿A qué te refieres?
Sonreí y seguí avanzando.
Yo sonreía y mis pensamientos volaban.
Michael. Michael. Michael.
Qué fácil lo veía todo de pronto.

8 comentarios:

  1. Eso... Michael, Michael, Michael... nada de Sergio! jajajaja Por Dios que mal lo he pasado cuando se han besado! Increíble como siempre Judi!

    ResponderEliminar
  2. Muahaha!!! Creo que Eva me va a caer bien
    -.- Sergio... Qué Peligro O_______O
    Pobre Michael... Lo debe estar pasando de mal XD
    Seguro que le ha dado un escalofrió
    Judi, eres la ama!!! No se como escribes así =D

    ResponderEliminar
  3. no me gusta ese sergio!!!!! AGUANTE MIKE!:D

    ResponderEliminar
  4. Me he quedado en pesca ._. Judit besó a ese Sergio!!! Porque!!! =O y encima con el nombre de Mike en su mente... no lo entiendo.
    Sube prnto que quiero saber que pasa ahora =O
    Cuidate, besos.

    ResponderEliminar
  5. El final me ha gustado, Michael, Michael, Michael.
    Como siempre Judi te has pasado con este capi ! estuvo buenísimo.
    Espero el próximo!

    ResponderEliminar
  6. Dios!
    Que casi me da un infarto!

    Ese Sergio llega a poner las cosas de cabeza. Menos mal que Michael Michael Michael está ahí para ordenarlo todo en la mente de Judith.

    Me ha encantado, como siempre.
    Eres magnifica en lo que haces y espero puedas subir el siguiente pronto, muy pronto.

    Un beso!

    ResponderEliminar
  7. Pf, ese final me ha calmado. Que asco me ha dado que besara a sergio.
    Sigue muy pronto cariño, un beso!
    Paola♥

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar