11 de agosto de 2011

Capítulo 60.

Maletas y elecciones.

- ¿Así que todo bien?
Caminé aún descalza hasta el sofá y me senté al lado de Marina, que tampoco tenía que trabajar esa mañana.
- Todo perfecto –mordí una de mis galletas preferidas y exhibí una gran sonrisa-. Pasamos un día absolutamente perfecto, y si tuviera que ponerle una pega sería que… duró demasiado poco –sonreí de nuevo y me tumbé sobre ella.
- Venga cuéntame que te dijo.
- Si anoche no hubieras estado de juerga mientras lo contaba…
- Aquí todas tenemos derecho a divertirnos. Venga, venga, venga.
- No hizo falta decir mucho, la verdad. Hablamos de ello menos de veinte minutos; después decidimos que era momento de recuperar el tiempo perdido.
- Entiendo… ¿Y sus calzoncillos?
Levanté la cabeza y la asesiné con la mirada.
- Puestos, imagino.
- Pues muy mal. ¿No se los quitaste? Vaya reconciliación.
El sonido del timbre interrumpió sus carcajadas y mi mirada nuevamente asesina hacia ella, y nos miramos fijamente haciendo entender la una a la otra que ninguna estaba dispuesta a levantarse para abrir.
- ¿Lo echamos a piedra, papel o tijera?
- Me parece justo y necesario.
El timbre volvió a sonar y mi suerte con él.
- Te toca –sonreí al tiempo que me incorporaba para dejarla levantar.
- Tienes trucado este juego, es imposible que siempre me ganes.
- Claro, manejo yo tus dedos y decido cual tienes que sacar.
- No descarto que lo hagas –oí a lo lejos. Sonreí. Hacía tiempo que no estaba tan alegre-. Hombre, mira quien está aquí. Pasa, pasa –volví a oír.
- Me alegro de verte.
Esa dulce voz activó automáticamente mi capacidad de movimiento y me incorporé todo lo deprisa que me resultó posible. Vi avanzar a Michael hacia mí y mi sonrisa se multiplicó por cuatro billones. Me miró y sus labios se curvaron exactamente como los míos.
- Eres vaga para lo que quieres –dijo Marina tras él-. Cuando no podamos despertarla voy a llamarte por teléfono señor Jackson, es increíble cómo reacciona cuando se trata de ti.
- Lo sé, a veces me siento mal por tener tanto poder –se pasó la mano por los hombros en un gesto de chulería y sonrió. Dio tres pasos hacia mí y me besó en la mejilla.
- Yo también me alegro de verte, Michael –dijo Marina de pronto, y por la sonrisa que mostraba pude imaginar cuál sería su próximo comentario-. Necesitamos que nos aclares una cosa sobre qué llevas puesto en estos momentos –se echó a reír y Michael me miró confuso.
- No la hagas caso, ya la he dicho que no beba tan temprano –la saqué la lengua y me llevé a Michael de la mano a la habitación.
Cerré la puerta y me lancé a sus brazos, haciendo que se tambaleara.
- ¿A qué se refería?
- A nada -le empujé hacia la cama y se sentó sobre ella, con la mirada aún confusa-. No le des vueltas, en serio, es una de sus tonterías. No sé cómo le das importancia conociéndola –me senté a su lado y le acaricié el rostro.
Sonreí y volví a tirarme sobre él, esta vez tumbándole. Sostuvo mi cara y me clavó sus oscuros ojos.
- ¿Seguro?
- Segurísimo.
Dibujé el contorno de sus labios con mis dedos y me incliné para besarlos suavemente primero, y con ardor después. Le había echado tanto de menos que me sentía incapaz de hacer otra cosa que no fuera besarle durante horas.
Cuando separó mi cara de la suya entendí que él no estaba muy dispuesto a ello. Resoplé y me incorporé.
- ¿Me has echado de menos? –interrogué, casi enfadada.
- ¡Pues claro! –Exclamó con la sorpresa inscrita en su rostro-. ¿Qué clase de pregunta idiota es esa? –sonrió.
Suspiré y me acurruqué en su pecho, abrazándole con fuerza.
- ¿Piensas que no te he echado de menos solamente porque te haya parado? –preguntó a los pocos segundos.
- “Solamente” es una palabra que no hubiera empleado en estos momentos.
- Uy, que mal ha sonado eso –me achuchó aún más y me besó en el pelo-. Habla.
- ¿De qué?
- De lo que pasa.
- No pasa nada.
- “Nada” es una palabra que no hubiera empleado en estos momentos.
- ¿Por qué siempre tienes que imitar mis estructuras lingüísticas cuando quieres replicarme algo?
- ¿Por qué siempre tienes que contrarrestar mis preguntas con otras tuyas cuando quiero saber algo?
- Soy así.
- Yo también.
Le miré y ambos sonreímos.
- Si no hablas tú yo tampoco lo voy a hacer.
- ¿Tienes algo de qué hablarme?
- Sí.
Mi sonrisa se esfumó dejando paso al temor.
- ¿Ha pasado algo? –susurré.
Rió a carcajada limpia y me levanté de la cama, observándole con un creciente enfado en mi rostro.
- No seas boba, ven.
- ¿Para que te rías?
- Es que eres una miedica –rió de nuevo.
Resoplé y le tiré un cojín, lo que provocó que se riera más.
- Ven, anda –dijo extendiendo el brazo hacia mí. Le miré impasible y me negué con la cabeza-. Por favor…
Puso cara de pena y finalmente logró que sonriera al tiempo que me acercaba a él. Se mordió el labio inferior y agarró mi cintura.
- ¿Hacemos un trato? Yo hablo si tú hablas.
- ¿Y por qué no al revés?
- Porque yo soy el mayor.
- Pero las damas van primero.
- Tú lo has dicho, las damas…
Abrí la boca hasta el suelo y traté de zafarme de sus brazos mientras él se reía de nuevo.
- ¡Aparta!
Por supuesto, su fuerza duplicaba la mía, así que logró ignorar mis esfuerzos por librarme de él y acabé tumbada en la cama con Michael sobre mí.
- Eres una miedica…
- Olvídame.
- ¿Lo hago?
Me retó con la mirada y yo se la mantuve.
- Me lo pensaré.
Rió.
- No lo harás. No puedes vivir sin mí.
- Lo he hecho durante dos meses.
- Eso no ha sido vivir, reconócelo. Si te tiras encima de mí en cuanto me ves de lo que me echabas de menos...
- Un día voy a coger ese ego gigante que tienes y lo voy a tirar por el precipicio con más altura de este lugar.
- Un día voy a coger ese…
- ¡Deja de copiarme! –le corté-. ¿No tienes recursos propios?
Sonrió y entreabrió la boca como tratando de decir algo, pero de pronto se calló. Y me miró fija y seriamente.
- Habla.
- Estoy hablando.
- No de lo que quiero oír.
Lo pensé durante unos segundos y sólo cuando su mirada se hizo más demoledora comencé a hablar.
- No es nada, Michael. Sólo que tienes razón. Te he echado mucho de menos, muchísimo, y te veo y no puedo evitar tirarme encima de ti. Y a ti parece que no te pasa lo mismo.
- ¿Y eso te enfada?
- No me enfada… Bueno, un poco. Se supone que después de tanto tiempo tienes que tener ganas de… Mí.
Rió.
- Las tengo.
- Lo disimulas muy bien.
- Es que también soy actor –me guiñó un ojo y enarqué una ceja-. En mis ratos libres.
- Claro.
Miré para otro lado y suspiré de nuevo.
- ¿Alguna vez te has parado a contar las veces que suspiras a lo largo del día?
Le ignoré.
- Vale, vale. Escúchame –sostuvo mi cara y desvió mi mirada hacia la suya-. La única razón por la que te he parado es porque tengo que decirte la razón por la que he venido esta mañana aquí.
- ¿Hay una razón? ¿No has venido para verme y ya está?
- No, pero no te enfades. Hay una razón de mayor peso.
- Sorpréndeme.
- ¿Qué día es hoy?
Le miré sin entender.
- Contesta.
- 18 de noviembre.
- ¿Qué pasa dentro de cuatro días?
Acarició mi rostro y sonrió.
- Nada fuera de lo normal –sonreí yo también.
- Estupendo, porque como no pasa nada fuera de lo normal tienes que hacer un par de cosas.
- Sorpréndeme de nuevo.
- Elecciones y maletas.
Abrí los ojos como platos y sonreí por pura incomprensión. Rió ante ese gesto y me dio un suave beso.
- Tu “nada fuera de lo normal” es el equivalente a mi “es el cumpleaños de mi novia”, y llevo pensando mucho tiempo qué regalarte –quise hablar pero me interrumpió con un gesto y continuó haciéndolo él-. Sí, mucho tiempo, incluso si hubieras seguido siendo igual de cabezota, miedica y cobarde que hace dos semanas te hubiera regalado algo.
Le saqué la lengua y sonrió.
- Y lo tuve claro desde que esa idea vino a mí por primera vez.
- Ya has conseguido intrigarme. ¿Vas a decirme lo que es?
- Antes de recibir tu regalo tienes que hacer dos cosas. Maletas y elecciones. Lo primero quiero que lo hagas cuando yo me vaya de aquí; procura tardar poco y no llevarte todo el armario.
- ¿Y lo segundo?
- Lo segundo lo tienes que hacer en el aeropuerto, y quiero que lo pienses bien.
- ¿Aeropuerto? –volví a abrir la boca y le interrogué con la mirada.
Se incorporó y metió la mano en el bolsillo de su pantalón, extrayendo de ella un sobre que me ofreció al instante.
- Ábrelo.
Le dirigí una última mirada y abrí el sobre que estaba cuidadosamente cerrado. De él extraje un billete de avión con fecha en 19 de noviembre de 1979. Y con destino a Madrid.
Miré a Michael y volví a mirar el billete. Repetí el proceso dos o tres veces hasta que se sentó cerca de mí, cansado –supuse- de que no dijera nada. Pero lo cierto es que me sentía incapaz de articular palabra. Sólo podía mirar el billete y a la persona que me había hecho entrega de él.
- Te dejo que me digas algo, te lo prometo.
- No sé qué decir… ¿Qué se supone que es esto?
- ¿A tus casi 19 años tengo que explicarte para que se utiliza un billete de avión? –rió y yo lo hice con él-. Es tu regalo de cumpleaños. Y quiero que lo disfrutes. Disfruta unos días de tu familia, disfruta de tus amigos, disfruta de tus lugares, de tu ciudad, de tu pueblo. Disfruta de todo lo tuyo.
- Pero, Michael…
- No hay peros que valgan. Los regalos no pueden rechazarse, así que sólo te queda aprovecharlo.
- De verdad que no sé qué decirte…
- Un “gracias” no estaría mal.
Miré como sonreía y me tiré sobre él, haciéndole tumbar en la cama. Le llené de besos mientras le repetía incontables veces la palabra “gracias”.
- Con una me conformaba –rió cuando le dejé respirar.
- ¿Y la elección?
- Bueno… Si lo deseas puedo acompañarte.
Exhibí una sonrisa más grande que toda mi cara y le di un nuevo beso, sin dejar que se apartara esta vez. Me correspondió de buena gana aunque finalmente se separó de mí, como era habitual en él.
- Tienes que pensarlo. Pensarlo bien. Hace mucho tiempo que no ves a toda tu gente y puede que no me quieras al lado cuando eso ocurra Y calla, déjame acabar –exclamó evitando así que le interrumpiera-. Sé que me quieres, pero también sé cuánto echas de menos España. Puede que necesites disfrutar de todo eso sin mí, sola, a tu aire. Y no pasa nada por eso, ¿de acuerdo? Piénsalo bien y no quiero volver a tocar este tema hasta que mañana tengamos que despedirnos, o bien entre nosotros o bien del resto de la gente. ¿Entendido?
- A sus órdenes –sonreí-. ¿Y la fecha de vuelta?
- Esa la decides tú. Y me voy, que tienes que hacer mil y una cosas y apuesto a que esta noche no duermes porque no te va a dar tiempo a terminarlo todo. Mañana a las 10 de la mañana pasaré a recogerte, ¿vale?
- Pero Michael, no puedo dejar mi trabajo en el restaurante así como así…
- De eso también me he encargado, no te preocupes. En realidad, no tienes que preocuparte por nada, porque todos los cabos están atados. De algo tiene que servirme ser una estrella, ¿no? –me guiñó un ojo y se levantó levantándome a mí con él-. Dame un beso, mañana te veo.
Me dio un beso fugaz y salió disparado de la habitación. Me quedé sentada alrededor de tres segundos, pero después salí tras él.
- ¡Michael!
- ¿Si? –le vi asomarse desde el salón y sonreí.
- Gracias. Te quiero.
- Y yo a ti –sonrió y desapareció.
Y yo comencé a moverme por la pequeña nube en la que me encontraba en esos momentos. Era suave, blandita y estaba muy cómoda en ella.
Era consciente de que debía empezar a hacer la maleta, pero en lugar de ello me tumbé en la cama y miré al techo, como acostumbraba a hacer cuando tenía que pensar en algo, salvo que esta vez no tenía nada que pensar. Sólo tenía que disfrutar. De mi familia, de mis amigos, de mis lugares, de mi ciudad, de mi pueblo. Disfrutar de todo lo mío.
Y de Michael.

4 comentarios:

  1. *_______________*
    Awww!!! Que tiernoo!!! No te puedes imaginarte como me encanta <3 Debo admitir que cuando el leido lo de que se metia la mano en el bolsillo... Pensaba que iba a sacar una cajita XD Casi me da algo!
    Por cierto... Llevo días pensando si pedirte esto porqué me daba un poco de vergüenza pero... Necesito tu opinion.
    http://borntomakeyouhappy-nula98.blogspot.com/
    No te pido que la sigas ni nada así, solo saber que te parece =$
    Besitos!!!

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  2. Cada vez esto se pone más interesante =O iran juntos a España?? espero que sí ^^ y Mike fue un poco aguafiestas parando a Judit ¬¬ no es justo XD sigue así, cuidate ;)
    Un abrizo y besos.

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  3. Pero si es que cada día escribes mejor! Cada día abro con más ganas el ordenador esperando un nuevo cap Judii :)
    Que monos que son jolín. Deseando estoy ya leer el siguiente.
    Un beso enoooooooorme.
    Paola♥

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  4. Liberian ! uuuuuuuuuuuuuf ! que capitulo!, me ha encantado!, como siempre. :D
    Me encanta la idea de ir a España !, espero que Michael y Judi vayan juntos (L)
    Actualiza pronto !!!!!!!!!! **, ya siento que muero ! jajaj xd
    Liberian, me encanta tu novela, ya lo sabes.

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