30 de marzo de 2012

Capítulo 71

Encontraremos la forma.

En el momento en que Michael insistió en que no le acompañara a su casa, yo decidí hacerlo aún con mayor decisión. Pese a que durante toda la tarde se había mostrado como el chico alegre y divertido que es, sabía que aquella pregunta sobre sus padres había trastocado sus pensamientos y les había sobrevolado todo el tiempo que estuvimos charlando con mi familia. Lo noté en su expresión y en sus gestos. Una de las ventajas de pasar tanto tiempo con una persona es que acabas conociéndote cada mínimo detalle suyo a la perfección. Lo conocía. Y sabía que le había afectado.
Mis padres y mi hermana se despidieron calurosamente de Michael, a pesar de que éste había prometido que haría todo lo posible para poder despedirse de ellos mañana en el aeropuerto, tal como iba a hacer yo. Me gustó la idea, pero sabía que sería difícil. A pesar de haberse distanciado últimamente mucho de Joseph, seguía informándole con bastante frecuencia de los lugares a los que iba a ir. Y estaba cien por cien segura de que Joseph le diría que no era buena idea que fuera a un aeropuerto, donde cada día se pasean millones de paparazzis en busca de sus exclusivas. Así que por primera vez, y sin que sirviera de precedente, estaría de acuerdo con algo que Joseph le aconseja a Michael.
Cuando bajamos a la calle, Sam aún no había llegado, así que decidimos esperar dentro del portal para evitar posibles altercados. Mi calle no era realmente muy transitada, pero cuanto menos nos expusiéramos mejor. Con el éxito de Off the wall todo se había “complicado” un poco; a Michael le resultaba muy difícil pisar la calle sin que nadie se le echara encima. A mí no me importaba en exceso, era él quien se preocupaba demasiado por ello. “Acabarás cansándote…”. Pronunciaba esas palabras completamente seguro de ellas. Después suspiraba y agachaba la cabeza. Y yo me reía. ¿Cansarme? ¿De qué? ¿De Michael? No tenía sentido.
- No parecías muy convencida de que mañana vaya a acompañaros al aeropuerto –dijo de pronto, interrumpiendo mis pensamientos.
- Es complicado, Mike. Me alegraría que pudieras venir, pero si no puedes no pasa absolutamente nada, quiero que lo tengas claro –me acerqué a él y acaricié su nariz con la mía, sonriendo. Algo que él no hizo.
- Hasta el día que pase.
- Para.
- Llevo razón.
- No, no la llevas.
- Llevo razón y un día se demostrará.
Suspiré y abrí la puerta del portal. Encontrarme con el coche conducido por Sam fue un alivio. Si no deteníamos aquella conversación acabaríamos discutiendo, o semi-discutiendo.
- Ya está Sam, vamos.
En el trayecto a su casa, mientras Michael y Sam charlaban, no pude evitar pensar en cómo Michael y yo habíamos cambiado en ese aspecto. Es verdad que desde que volví de España la paz había reinado entre nosotros, pero aún así sí habíamos tenido alguna que otra conversación que podría haber desembocado en un enfado –que logramos evitar poniendo los dos de nuestra parte-. Eso era impensable para nosotros en un principio. Supongo que por miedo a decir algo hiriente demasiado pronto o tal vez porque realmente no nos conocíamos bien el uno al otro, pero lo cierto es que no discutimos por primera vez hasta que no pasó un tiempo largo. Algo que no puede decirse de los últimos meses. Pese a ello, sentía que eso nos había hecho más fuertes. A mí, desde luego, me había servido para valorar mucho más a Michael. Puede que en ocasiones fuera demasiado cabezota, demasiado poco adulto o demasiado desconfiado. Pero eran minucias comparadas con todo lo que me aportaba. Ahora sí podía decir que le conocía bien. Y desde luego no iba a permitir que nada me volviera a separar de él.
Aparté los ojos de la ventana para dirigirlos a él, inclinado ligeramente sobre el asiento delantero para poder hablar tranquilamente con Sam. No sé si era realmente consciente de mi suerte por tenerle a mi lado. Pues claro que no iba a permitir que nada me volviera a separar de él.
Quedé con Sam unas dos horas más tarde en la entrada principal para que me llevara de vuelta a casa. Según me habían dicho mis padres, querían dar un paseo por el barrio, así que tenía tiempo suficiente para hablar con Michael sin prisas.
Caminamos hasta nuestro árbol de siempre, a unos diez minutos de la entrada, en completo silencio.
- ¿Te has enfadado? –preguntó finalmente al tiempo que se sentaba y se apoyaba en el árbol. Le miré sin entender.
- ¿Enfadarme por qué?
- Nuestra charla en el portal.
- Querrás decir nuestro intercambio de cinco frases escuetas –me senté yo también y sostuve su mano.
- Siete –apuntó.
Puse los ojos en blanco y de reojo le vi curvar ligeramente los labios.
- ¿Por qué iba a enfadarme? ¿Porque pienses que en un tiempo me habré cansado de ti, lo cual significa que no te acabas de creer que quiero estar contigo? Que va, por esas cosas no me enfado.
- Odio tu ironía.
- No, no la odias. Te encanta y además la imitas –levanté las cejas y sonreí. Esta vez el también lo hizo-. No me he enfadado, Mike, pero como comprenderás no me hace mucha gracia que pienses que voy a salir corriendo. Y esta conversación la hemos tenido muchísimas veces, no quiero volver a ello, de verdad.
- Confío en ti. Pero también sé que las circunstancias no son demasiado… Favorables a nosotros.
- Encontraremos la forma de que lo sean.
- ¿Cómo?
Lo medité unos segundos. Necesitaba encontrar una respuesta lo suficientemente convincente para aparcar el tema por ahora. Cuando creí que nada podría salvarme de aquello, decidí recurrir a lo más fácil.
- Mírame a los ojos.
- Aham.
- ¿Me quieres?
- Sí.
- ¿Qué hay más favorable que eso? –mostré la cara que suelo mostrar cuando quiero que la persona con la que hablo se de cuenta de que llevo razón y acto seguido le besé, sin darle opción a contestar.
Me lo devolvió de buena gana mientras acariciaba mis mejillas. Antes de que me hiciera perder la noción del tiempo, decidí detenerle. Nos quedamos frente a frente y de la forma más dulce posible, le susurré:
- Te quedaste demasiado pensativo cuando mi padre te preguntó sobre los tuyos –le di tiempo para que contestara, pero en lugar de eso se alejó ligeramente de mí. Supuse que necesitaba un impulso así que se lo di-. Háblame de ello.
- ¿De lo siempre? –suspiró. Sabía que aquello le dolía, pero guardárselo dentro no ayudaba.
- De lo que haga falta. Repíteme trescientas veces una cosa que seguiré escuchándola con la misma atención y con el mismo interés que la primera vez que la dijiste.
Sonrió y acarició de nuevo mi cara.
- En realidad… Hay algo de lo que todavía no te he hablado.

5 comentarios:

  1. Judith! me encantaaaaaaaaaaaaaaaaa!
    como siempre, tus capitulos me han dejado sedienta de más. Gracias por actualizar!
    Espero que puedas subir pronto uno nuevo, que sera lo que Michael no le ha dicho? aaaaaaaaaaaaaaaaah !
    Un abraso Judi!

    ResponderEliminar
  2. DIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOS!!! Volviste!!! :D Voy a morir de felicidad! :'D Esta última frase me ha matado O__________________O Me he quedado Y.U.NO?! Jajaja :3
    Joder Judi, me alegro tanto de saber de ti xD Espero que la uni te vaya bien, porque yo también me voy a meter a periodismo :) Te agradezco muchísimo que me hayas incluido en "Más lugares para soñar" *o* Cuídate mucho, por que si te pasa algo creo que va a haber un suicidio colectivo entre tus lectores xD
    Muchos besitos!!! ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vas a hacer periodismo? Uooooooo :D Es una carrera preciosa, ya verás, y en verdad tampoco hay que hacer mucho mucho trabajo, sólo que yo tengo que viajar dos horas cada día para ir a la universidad, así que pierdo bastante tiempo u___U Pero merece la pena :)
      Muchas gracias cielo, de verdad!! :D
      Un besazo gigante!

      Eliminar
  3. Por fin volviste Judith!!!
    La novela me tiene súper intrigada, por favor publica la continuación pronto.

    Suerte en la U ;)

    Anita

    ResponderEliminar
  4. Volvistes Judith!!! :D
    El Capitulo me encanto! esta muy interesante la novela.
    Por favor publica pronto.
    Besos y Suerte :D

    ResponderEliminar