26 de marzo de 2012

Capítulo 68.

Despedidas.

31 de diciembre de 1979.
- A mí me siguen gustando más los zapatos grises que los negros –comentó Marina tras mirarme de arriba a abajo.
- El negro es más elegante –Nana la dirigió una rápida mirada y después volvió a observarme a mí-. Yo me pondría esos.
- El vestido tiene tonos grises. El gris va bien.
- El vestido, en su mayoría, es negro. El negro va bien.
- Sí, pero toda de negro parece que va a un funeral, no a una cena.
- No va toda de negro… El vestido tiene tonos grises –Nana le guiñó un ojo y después se acercó para mirarme más de cerca-. No puedo creer que faltando sólo unas horas sigas sin saber qué ponerte.
- ¡Sé el 90% de las prendas que voy a llevar puestas! –Protesté al tiempo que me quitaba los zapatos-. Sólo me falta el calzado.
- Y la chaqueta.
- Y los complementos.
Las dirigí una mirada asesina y coloqué los zapatos de nuevo en su lugar. Después volvería a pensar en ello.
- Chicas –Lorena asomó la cabeza en mi dormitorio y las tres nos giramos para observarla-, ¿podéis venir al salón? Quiero hablar con vosotras.
Intercambiamos una fugaz mirada y la seguimos. Estaba sentada en una esquina del sofá, con pocas muestras de alegría en su rostro y con las manos entrelazas y apoyadas en sus rodillas. Marina se sentó a su lado y Nana al lado de ésta. Yo opté por el suelo.
- Lo he estado pensando mucho… -comenzó, sin dejar de mirar el suelo-. Hace tiempo que llevo dándolo vueltas, de hecho, y por fin he tomado una decisión… -suspiró y nos miró una por una-. Creo que es hora de volver a España.
Soltó aquellas palabras a tal velocidad que fue difícil encontrarlas un sentido nada más oírlas. Al cabo de unos segundos miré a Nana, que miraba fijamente a Lorena, y después a Marina que, sin embargo, me miraba a mí. Nos lo dijimos todo: que se fuera no era una noticia sorprendente.
- ¿Lo has pensado bien? –Pasados unos minutos, Nana rompió el silencio.
- Sí, aquí no tengo mucho más que hacer. Entiendo que vosotras estéis a gusto, pero yo… Hace meses que dejé de trabajar y echo de menos España.
- ¿Cuánto tiempo llevas pensándolo? –preguntó de nuevo Nana, aunque ya conocía la respuesta: un par de meses.
- Más o menos desde Septiembre. El verano fue difícil para mí, ya lo sabéis. No ha sido algo fácil de decidir, pero sé que es lo mejor para todos –suspiró de nuevo y me miró-. No sabía si esperar hasta después de la cena para decíroslo, pero al final he decidido que sería mejor así. Mis padres ya están al tanto de ello.
Asentí y aparté bruscamente mi mirada de ella. Por supuesto que no era una sorpresa que se fuera. Lorena ya no era feliz aquí, con nosotras. Probablemente las cosas hubieran sido diferentes si hubiera puesto un poco de su parte, pero estaba claro que lo que ella deseaba era volver. Que no hubiera encontrado un trabajo desde junio era algo decisivo, pero ninguna de nosotras dudaba que el acontecimiento que más había alimentado su voluntad de irse era que hubiera vuelto a tener contacto con su exnovio. Desde que en agosto decidió llamarle por primera vez, iniciando así un ciclo de siete llamadas telefónicas por semana, dejó de preocuparse por muchas de las cosas que sucedían aquí. Al parecer, su ex, un chico mucho mayor que ella que la dio más tristezas que alegrías, la echaba de menos. Nosotras no mostramos excesivo interés cuando volvió a hablar con él, ¿qué podíamos hacer? La había hecho daño; y cuando una hermana sufre no puedes volver a ver con los mismos ojos a la persona que la ha hecho sufrir. Pero tampoco puedes prohibirla nada.
- Os voy a echar de menos, de verdad. Pero una tiene que saber donde está su sitio… Y el mío ahora mismo no está aquí –se puso de pie y miró al frente-. Ya sabéis que no me gustan las despedidas… Quiero que esta noche cenemos con nuestra alegría habitual y que celebremos el año nuevo como siempre hemos hecho, ¿vale? Quién sabe, a lo mejor en un tiempo he vuelto por aquí…
Reí silenciosamente ante aquello. Todas sabíamos que no volvería.
El timbre me hizo levantar la cabeza. Me incorporé casi de un salto y corrí hasta la puerta.
- Hola –sonrió Michael, extendiendo su mano y tocándome la mejilla-. ¿Han venido ya mis adorables suegros? -Puse los ojos en blanco sonriendo y tiré de su camiseta hacia adentro-. ¿Qué te pasa? No tienes buena cara.
- Ahora te cuento –susurré.
- ¡Hola! –saludó efusivamente a las chicas cuando entró en el salón.
Ninguna se había movido de su posición, excepto porque Lorena se había vuelto a sentar. Las tres miraban al frente. Estaba convencida de que no habían vuelto a cruzar una palabra. Michael se giró hacia mí confundido y le indiqué con la mirada que fuera a la habitación. Una vez allí, cerré la puerta.
- ¿Qué ha pasado? ¿Habéis discutido?
- Lorena se va.
Me senté en la cama cabizbaja.
- ¿A dónde?
Incliné la cabeza para mirarle y comprendí que no se había enterado de nada. Sonreí y extendí la mano. Él me la sostuvo y se sentó a mi lado.
- Vuelve a España.
- Vaya… Lo siento mucho –me acurrucó en sus brazos-. ¿Os lo ha dicho hoy?
- Sí…
- Menudo día ha elegido, ¿no? ¿No se supone que hoy todo tiene que ser risas y alegrías?
Reí de buena gana y le miré.
- Se supone. Pero también se supone que se volverá con sus padres y no quería esperar hasta el último día para decírnoslo… -volví a bajar la cabeza y cerré los ojos. Odiaba las malas noticias en un día en que se supone que todo debían ser risas y alegría-. En fin, prefiero no hablar de ello por ahora –me puse de pie y fui en busca de mis zapatos-. Aún no me he decidido, ¿cuál de los dos me pongo? ¿Gris o negro?
- Mmm... Negro.
- Perfecto –sonreí.
- Y hablando de padres… -detuvo sus palabras y volví a mirarle-. ¿Cuándo vienen los tuyos?
- Aún les quedan tres o cuatro horas, así que si has venido para verles siento la decepción –me senté sobre él y le di un suave beso.
- He venido a verte a ti, boba. Pero también quiero conocerles a ellos… -dijo esto último casi avergonzado, lo que provocó una carcajada en mí-. ¿Qué te hace tanta gracia? –inquirió.
- ¿Te da vergüenza conocerles?
- Me da la misma vergüenza que le daría a cualquier chico conocer a los padres de su novia.
- Que mono eres cuando te pones así… -le toqué la nariz e hice que sonriera. Sabía que estaba nervioso-. Puedes posponer la vergüenza y los nervios, he pensado que es mejor que les conozcas una vez pasada la cena.
Mostró sorpresa en su rostro y arrugó la nariz.
- ¿Por qué?
- Bueno, estarán cansados del viaje, tienen que cambiarse e irnos derechos al restaurante. No hay tiempo para grandes presentaciones.
- Pero sólo quiero saludarles, nada más.
- Pero eso puede esperar.
- No quiero esperar.
Suspiré.
- No seas cabezota, anda. El miércoles organizo una comida y así os conocéis tranquilamente –bajó la cabeza pero se la subí de inmediato-. Sólo son un par de días más. Además, así aprovechas para estudiar frases en español con algún sentido, no quiero ejercer de traductora todo el tiempo.
Me sacó la lengua y le imité.
- He aprendido bastante español desde que estoy contigo, ¿eh?
- ¿Tanto como para decirle a mi madre lo guapa que está, a mi padre lo elegante que es y a mi hermana lo mucho que se parece a mí?
- Tanto y más –volvió a sacarme la lengua y sonreí-. Pero seguiré practicando para dar buena impresión.
- Así me gusta.
- Y ahora tengo que irme –se levantó de un salto y se colocó el pelo-. Ya que me niegas conocer a mis suegros, creo que voy a llevar a mi madre a dar un paseo. Así se relaja un poco.
- Me parece muy bien –me acerqué hasta él y le abracé-. Dala un beso de mi parte.
- Eso está hecho. Pásalo muy bien esta noche –se inclinó a darme un beso y me acarició la cara. Se apartó ligeramente y me clavó sus ojos. Sonreímos.
- Sé que no celebras estas cosas, pero… Espero que tengas un buen comienzo de año, Mike.
- Tú también, pequeña –volvió a besarme tiernamente-. Los negros –dijo señalando al lugar donde colocaba los zapatos. Sonrió y yo hice lo mismo-. Hasta el año que viene –abrió la puerta y me guiñó un ojo.
- Te quiero.
- Yo casi nada.
Le saqué la lengua y sonrió de nuevo.
Me senté en la cama e hice lo mismo. Había sido un muy buen año.

3 comentarios:

  1. Estoy super contenta de que por fin hayas subido un capítulo, hoy me decidí a entrar después de llevar tanto tiempo sin poder leer, y ahora que terminé los exámenes, ha sido lo mejor que me ha pasado hasta el momento en todo el día, estoy que radio alegría. Por otro lado, sobra decir que el capítulo es perfecto, pero que ¡me ha quedado con ganas de mucho más!

    Por favor, comprendo que quieras descansar, pero esto tan adictivo... En serio enhorabuena por el capítulo y mil gracias, espero que no te olvides de las maravillas que sentimos cuando escribes :)

    un besazo superfuerte!

    =)

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  2. Sii!! Capitulo Nuevo!! Estuvo Fantastico..
    me sorprendi cuando vi el nuevo capitulo,
    Salte de Alegria! :)

    Cuando la leo , siento que estoy dentro de la historia.
    Sigue escribiendo tu novela esta genial!

    un beso y un Abraso, Cuidate :)

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  3. Graciassss....ya queria leerte...besos

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