26 de junio de 2012

Capítulo 72.


Estoy dispuesta a hacerlo.

- ¿Y a qué estás esperando, señorito Jackson? –Traté de bromear pero él mantuvo el rostro con cierta seriedad-. ¿Qué pasa? –cambié el tono de la pregunta y me acerqué más a él.
Sorprendentemente, sonrió.
- Adoro cuando haces estas cosas, de verdad -Arrugué la frente. ¿Qué había hecho? Me pasé los dedos por los ojos tratando de despejarme y cuando supuse que no hallaría la respuesta, le interrogué con la mirada provocando que sonriera de nuevo, esta vez más ampliamente-. Acercarte a mí cuando crees que algo va mal –adivinó mi pregunta y contestó a ella-. Darme fuerza sosteniéndome la mano –elevó nuestras manos unidas y me mordí el labio inferior-. O mirarme así, como si estuvieras dispuesta a interponerte entre todos los males del mundo y yo.
- Estoy dispuesta a hacerlo –afirmé decidida.
- Lo peor de todo es que realmente lo piensas –se humedeció los labios y miró hacia abajo. Tuvo intenciones de hablar en un principio, pero por alguna razón las deshecho y permaneció en silencio.
- Lo mejor de todo es que realmente lo pienso –contrarresté su anterior afirmación y me aproximé aún más, si cabe, a él-. Cuéntame lo que pasa.
- Si me prometes una cosa.
- Tus palabras son órdenes para mí –le hice una mini-reverencia y le indiqué con una mano que me dijera lo que quería.
- Mañana me llevarás al aeropuerto contigo –afirmó autoritario.
Torcí la boca.
- Cabezota.
- Quiero despedir a mis suegros como se merecen –se cruzó de brazos indiferente, como si estuviera plenamente seguro de que acabaría haciéndolo-. No quiero que se lleven una mala impresión de mí desde el primer encuentro.
- Tienen una impresión fantástica de ti. Y también saben perfectamente que no es muy posible que puedas acompañarlos. Y no les importa –dije cada palabra con total calma, como un maestro que trata de explicarle algo por primera vez a un niño.
- Quiero hacer lo que haría cualquier novio normal –rompió el silencio a los pocos segundos y dirigió su mirada al cielo.
- No eres cualquier novio normal –volvió a posar sus ojos en mí con una expresión de duda en su cara-. Esta conversación la hemos tenido mil veces, Michael. Tenemos que aprender a aceptar determinados puntos de nuestra relación, y uno de ellos es que no eres una persona normal y corriente. Las personas normales y corrientes no tienen una legión de admiradores detrás -acaricié su cara y suavicé el tono-. Olvídalo, de verdad. A mí no me importa, a ellos tampoco, y tú deberías ser consciente de tu situación. Además, es buscarte más problemas con Joseph.
- Hace mucho tiempo que dejaron de importarme los problemas con él –contestó al instante.
- Eso no es cierto, sino mira cómo te has puesto esta tarde cuando Fer preguntó aquello.
Para mi sorpresa, me miró divertido.
- ¿Fer?
Suspiré con una sonrisa.
- Muchas veces llamo así a mi padre, desde pequeña lo he hecho. Todo el mundo le llama así.
- Nunca te lo había oído. Fer –repitió, riéndose de nuevo. No tuve más remedio que hacer lo mismo-. Repetiré mi deseo de otro modo: me gustaría acompañar mañana a Fer.
- Mira que eres bobo.
- No te estoy pidiendo permiso. Sólo te estoy informando.
- Hace dos minutos me has dicho que soy yo quien tengo que llevarte.
- He cambiado de opinión. Me iré con Fer.
Reí de nuevo. No tenía nada que hacer contra él.
- ¿Sabes qué? Haz lo que quieras –cambié de postura, sentándome frente a él, cruzada de piernas-. Háblame de lo otro –también modifiqué el tono de voz a la espera de que él cambiara su semblante divertido. Pero no lo hizo. Mantenía la misma sonrisa que cuando me había escuchado decir “Fer” por primera vez.
- Si lo hago, ¿te enfadarás?
- No, allá tú.
- Si no lo hago, ¿qué pasará?
- Que complacerás bastante a tus padres. Y a mí también.
- Entonces lo hago.
- He dicho padres –alargué la “s” todo lo que pude, haciéndole entender que Kate iba dentro del cupo-. Y también me he incluido –le saqué la lengua.
Miró de nuevo al cielo durante unos segundos y después volvió a dirigirse a mí.
- Lo meditaré –añadió finalmente.
- Tienes una capacidad para cambiar de humor digna de investigación.
- ¿Por qué? –preguntó aquello como si realmente le asombrara lo que acababa de decir.
- Hace nada tenías cara de “lo que voy a contarte es serio” –le di un tímido beso y posé mi nariz sobre la suya, chocándose nuestras miradas.
- Me preocupa mi madre –me soltó de repente. Me separé ligeramente de él y analicé sus ojos. No dije nada, esperando que él continuara-. Últimamente la veo mal. Siempre ha tenido problemas con Joseph y siempre la han afectado sus cosas, pero desde hace un tiempo… Es diferente. Llevo mucho sin verla sonreír como solía hacer –miró hacia otro lado y se mordió el labio con rabia. Podía sentir su dolor. Posé mi mano en su mejilla y se la acaricié tiernamente-. Joseph siempre ha tenido otras mujeres a parte de a mi madre, pero esta vez… Esta vez siento que es algo más, que va más allá de una relación pasajera. Si yo puedo sentirlo mi madre también puede, y supongo que eso es lo que la hace estar triste, enfadada, aburrida… Ni siquiera sé cómo describir su estado, sólo sé que odio verla así y me siento impotente por no poder ayudarla de cualquier forma.
- Tu sola presencia ya la ayuda, Mike –sus ojos regresaron a mí-. Pero a parte de eso no hay mucho más que puedas hacer. Apoyarla, estar con ella, quererla. ¿Qué más puedes hacer? No te tortures por eso… -volví a besarle de nuevo y sostuve su cuello con fuerza, acercándole más a mí.
- Hay una mujer… Sé que hay una mujer. Sé que Joseph la ve cada día, sé que mantiene una relación con ella. Y mi madre también lo sabe, claro que lo sabe, no es tonta. Y cada vez que pienso en ello… Me repugna. ¡Me asquea la idea de pensar que a Joseph no le importa nada lo que le pase a mi madre! –elevó su tono de voz y volvió a morderse el labio en un gesto de… ¿Ira? Sí, juraría que era ira lo que vi en sus ojos. Sostuve su cara y busqué su mirada; me la negó.
Todos sabíamos que Joseph hacía tiempo que había dejado de serle fiel a Kate, pero de lo que hablaba Michael… Eso era otra cosa. ¿Una relación… seria? ¿A eso era a lo que se refería? ¿Una relación con sentimientos de por medio? De repente me encontré sin palabras, así que decidí preguntarle lo más obvio.
- ¿Desde cuándo y por qué lo sabes? Nunca me habías hablado de ello…
Bajó la cabeza, pero segundos después se decidió a mirarme de nuevo.
- Bastante tienes con aguantar cada bronca y cada discusión… Sé que debería haberte hablado de ello, pero nunca había encontrado el momento y tampoco estaba realmente seguro de querértelo contar, de quererlo hablar con alguien… Lo sé desde hace un par de meses, más o menos. No sé cómo llegó hasta mis oídos, ya no lo recuerdo, pero desde entonces comencé a fijarme en el comportamiento de Joseph, en los ratos que pasaba fuera de casa sin estar trabajando... No hace falta más que ser un poco observador para darse cuenta de ello.
- Quizá es sólo la sensación que te da, quizá no esté pasando realmente y tenga alguna otra explicación…
- No –negó de inmediato-. Lo sé, sé que no estoy equivocado –afirmó con el rostro serio-. Puede que no haya tenido una confirmación clara, pero pocas veces había estado tan seguro de algo. Joseph ha engañado a mi madre con otras mujeres muchas veces, pero esto es distinto, créeme. Y me da miedo cómo pueda terminar y el daño que puede causarle a mi madre.
Me dio un escalofrío de pronto y me miró preocupado.
- ¿Estás bien? Hace frío, deberíamos irnos dentro.
- Estoy bien, tranquilo.
- No debería haberte hablado de ello –colocó sus manos sobre mis hombros y los presionó suavemente.
- ¿Por qué no? –le miré contrariada. ¿Michael no quería hablarme de algo?
- No quiero hablar con nadie de esto y menos contigo.
- El problema no va a desaparecer sólo porque decidas no hablarlo con alguien.
- Lo sé, simplemente prefiero ignorarlo, olvidarme de ello…
- Eso tampoco va a ocurrir, seguirás pensándolo aunque no lo compartas con nadie. Y lo sabes. Ocultármelo o no hablarme de ello sólo te perjudica a ti. No te hace ningún bien llevar todo el peso de algo así, quizá deberías hablarlo con tus hermanos…
- No –respondió cortante-. No voy a hacer eso.
- ¿Crees que ellos lo sabrán? –pregunté a los pocos segundos.
- Si son tan listos como presumen ser, sí, por supuesto.
- A lo mejor alguno de ellos sabe lo que realmente está pasando.
- Yo sé realmente lo que está pasando. No me creas si no quieres –pronunció esas palabras de una manera que hizo que me sintiera hasta culpable.
- Michael, creo en lo que me dices, pero no tienes una verdadera prueba que… -detuve mis palabras y cerré los ojos. Estaba convencidísimo de ello, así que iba a ser imposible hacerle cambiar de opinión-. Tiene que haber una explicación…
- Sí, y ya te la he contado: hay otra mujer. Esto irá a más y tarde o temprano nos estallará a todos en la cara. Ojala me equivoque, pero va a ser así… -se incorporó de repente, en menos de medio segundo y me tendió la mano-. Estás helada y seguro que a Janet le apetece verte. Vamos dentro, anda.
Me levanté sin su ayuda y me coloqué frente a él.
- Quiero que me hables de esto, ¿me oyes? –sostuve su cara y sonrió tímidamente.
- Tus palabras son órdenes para mí –me dio un suave beso, unió nuestras manos y comenzamos a andar hacia su casa.
¿Qué pasaría cuando todo esto les estallara en la cara…?

1 comentario:

  1. Ayayayayaya!!!!!!!! Hacia taanto tiempo º^º Aun que la espera hace que disfrute mas los capítulos. Oish ¬¬ Maldito pichafloja de Joseph, con lo buena y maravillosa que es Kate. En fin... Los ojos necios no ven la belleza v.v' Me alegro de que estes de vacaciones por fin. Tu primer año de periodismo debe haber sido mas duro que esta calor e.e Besos guapa! ^^

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