22 de marzo de 2011

Capítulo 48.

29 de agosto de 1979 (VII)

Y rompí a llorar. Mientras sonreía, mientras trataba de encontrar las palabras adecuadas, mientras daba las gracias interiormente por todo esto; mientras, las lágrimas descendían por mi cara, lágrimas de felicidad, de agradecimiento. E incluso de incredulidad. Tanto tiempo comprobando día tras día como las personas se acercaban a mí por el personaje y no por la persona, tanto tiempo haciéndome ver a mí mismo que sentimientos tan naturales y necesarios como el amor y la amistad iban a ser difíciles de descubrir; y ahora… Ahora todos esos pensamientos se derrumbaban, y florecía entre la hierba marchita algo que jamás llegué a imaginar, una flor tan grande y tan bella que dejaba atrás cualquier rastro de dolor, de duda, de angustia. Ahora por fin comprendía lo que significaba tener una persona a tu lado, alguien a quien dar la mano cuando lo necesitas, alguien a quien tender la mano cuando te necesita; alguien a quien querer.
Suspiré y deposité la nota sobre el cuadro que permanecía en el suelo. Iba a ser tremendamente difícil encontrarme con ella de nuevo, y sin embargo tremendamente fácil por las inmensas ganas que tenía de abrazarla. Pero no sabía qué iba a decirle. No sabía qué tenía que decirle. Todo había alcanzado una dimensión tan grande que cualquier palabra parecía quedarse corta ante tanta… Maravilla. Recurrí a esa palabra por trigésimo novena vez en la mañana, pero estaba totalmente justificado.
Me incorporé con energía sabiendo que aún no había acabado todo. Judith solía terminar las cosas de una manera espectacular, y aunque este último regalo había sido increíblemente… maravilloso, simplemente sabía que aún no había acabado todo.
Observé como un pajarillo de intensos colores se desplazaba de un árbol a otro, donde las hojas verdes abundaban llenando todo de colorido, y, aún mirándole, comencé a andar sin saber muy bien dónde tenía que ir. Continué recogiendo unas pequeñas conchas que aún quedaban a los lados del camino preguntándome cuántos sacos habría traído de la playa; porque estaba claro que habían sido sacos teniendo en cuenta la cantidad de ellas que había. Me pregunté si algún día Judith iba a dejar de sorprenderme… La respuesta llegó en 5 segundos: no. Jamás iba a dejar de sorprenderme; todo lo que hacía, y la manera en que lo hacía… Siempre me asombraría; todo lo que era, todo lo que la rodeaba, todo lo que conseguía hacer. Todo lo que me hacía ser a mí.
Vislumbré a no más de 10 pasos una forma rectangular y caminé, casi corrí, hasta ella, una vez más ansioso por ver lo que me esperaba. Estaba envuelta en papel dorado, y, aunque a simple vista también parecía tratarse de un cuadro, el tacto era suave, esponjoso, como si fuese…
- No puedo creerlo… -sonreí mientras lo desenvolvía. Sí, ¿cómo no iba a creerlo? Se trataba de ella, era capaz de cualquier cosa. Repasé con los dedos su sedosa y lisa textura, recorriendo cada letra inscrita en ella.
Una almohada. Pero no una almohada cualquiera. La almohada de su habitación. Aquella que había soportado tantas peleas entre nosotros, aquella que tuvimos que coser más de una tarde para que dejara de echar plumas; aquella en la que tantas veces hemos dormido; aquella que había oído tantas confesiones entre nosotros.
Observé esas palabras que tanto me habían hecho soñar en los últimos meses, y que tan bien comprendía ahora a pesar de no formar parte de mi idioma. O al menos, de mi idioma meses antes de conocerla, ya que gracias a ella me manejaba bien en el español. Y esas dos pequeñas palabras representaban desde entonces un mundo para mí…

Una persona que es capaz de hacer que una simple almohada tenga tanto significado… No es alguien normal. Y yo tenía la suerte de tenerla… Allí, conmigo. No sé en qué momento decidieron cruzarla en mi camino, y tampoco sé por qué, sólo sé que estaré eternamente agradecido por darme la luz y la fuerza que, estaba seguro, me acompañaría toda mi vida.
Extraje la nota que contenía y me asombré de su pequeño tamaño: no era ni un cuarto de folio, cuando lo normal era que escribiera sin parar. Algo que me encantaba, por supuesto. <<Es como si nada más levantarme, me dieran cuerda. ¡No puedo parar de hablar en todo el día!>>, recordé divertido las palabras que me había dicho al poco de conocerla. Como adoraba que la dieran cuerda. Abrí el papel, y me encontré con mi mundo ahí dentro:
“TE QUIERO. ¿Hace falta decir algo más?”
Fueron sus palabras. Sonreí. No hacía falta añadir nada más.
Bajé la vista y me encontré con otro sobre. Mantuve la sonrisa mientras lo recogía, y la conservé después de darme cuenta de lo que era:


El nudo en la garganta volvió, al igual que el caudal de emociones que se hicieron dueñas de mí. Jamás lograría compensarla por todo aquello; no habría forma posible de devolverle todo lo que me había transmitido. Estaría infinitamente en deuda con ella. No sólo por lo de hoy, por todo lo demás.
Me levanté lentamente sosteniendo la almohada con el brazo derecho, mientras que con el izquierdo hacía ademán de guardarme la carta en el bolsillo. Fue entonces cuando vi otro sobre en el suelo; debía estar bajo la almohada y por ello no lo había visto anteriormente. Volví a sentarme, y cogí el sobre. Pesaba. Extrañado, lo abrí. Un papel y una pulsera era lo que había en su interior. Observé ésta última; sin ser una reliquia, era bastante bella. Una serie de trenzas marrones y blancas daban una forma dinámica a la pulsera. En el centro se encontraba una estrella, no muy grande, pero brillante. Deposité todo en el suelo y me la puse sin mucha dificultad. Acto seguido me dispuse a leer las palabras que me aguardaban:
“Bueno… Hemos llegado al final. Lo curioso es que, con todo el tiempo que te he hecho perder recogiendo cada cosa, si lo piensas bien en realidad no te he regalado nada de mucho valor… Y lo siento por ello. Te lo he repetido mil veces: te bajaría la luna si me fuera posible. Aunque le daría envidia ver como eres mucho más hermoso y deslumbrante que ella, y ninguno queremos que la luna que cada día nos regala ese cielo tan bello que a ambos nos gusta contemplar sienta celos, ¿verdad? Pero la ganarías, estate seguro de ello.
Michael… Uf, que difícil es esto. ¿Cómo resumir en tan pocas líneas tanto sentimiento? Pasaré a lo esencial. Simplemente… Te quiero. Te quiero y probablemente jamás quiera a nadie tanto como te quiero a ti. Es tanto lo que me has dado, es tanto lo que has cambiado, es tanto lo que me has hecho crecer, comprender, ver y… Amar. Es tanto, Michael, que cualquier cosa que pueda decirte se va a quedar muy muy corta. Así que me limitaré a recordarte una vez más, y las que quieras, lo mucho que te quiero. Por todo. Por todo lo que eres, por todo lo que me haces ser. Por todo lo que somos. Por tanta magia entre nosotros.
Magia… Es una palabra que solía utilizar mucho mi abuelo, ¿sabes? Siempre decía que si creyéramos en que todo tiene algo mágico en su interior, seguramente seríamos más felices. Nunca le pregunté por qué decía aquello, porque tampoco lo consideraba necesario. Cuando tenía 14 años decidió que era lo suficiente mayor, y niña a la vez, para regalarme esta pulsera que ahora, espero, tengas puesta. En realidad, me dio dos. Me explicó que, como todo, tenía magia. Me colocó una en la muñeca izquierda y sostuvo la otra en su mano. Mirándome como sólo él sabía hacer, y transmitiéndome tanto como quería transmitirme, me dijo que le entregará esa segunda pulsera a la persona con quien estuviera dispuesta a compartir toda mi magia interior; a la persona de quien quisiera descubrir toda la magia que habitaba dentro de él; a la persona con quien compartiera la verdadera magia que puede haber entre dos seres humanos: el amor.
Así que… Es tuya. Te corresponde, desde el principio. Por ser tan… Mágico. Porque todo lo transformas en sonrisas, en abrazos calurosos, en caricias dulces, en palabras importantes, en buenos momentos. Por eso te corresponde, porque me has demostrado que lo que decía mi abuelo era verdad: todo tiene magia. Tienen magia unas conchas, tiene magia un simple papel amarillo, unos cuadros pintados, unas margaritas, una almohada… Todo tiene magia. Y tiene magia porque tú formas parte de todo ello, y eso es precisamente lo que mi abuelo quería que algún día llegara a comprender.
Por eso es tuya. Por hacer todo eso posible. Por entregarme tus segundos de cada día y hacer que los míos transcurran con… Magia.
Te quiero, Michael. Te quiero ahora, y te querré hasta que mi corazón deje de latir.”

11 comentarios:

  1. Yujuuu que alegria leer la conti :) ha estado genial, como siempre. Tengo muchas ganas de saber que hará MJ cuando vea a Judith :P Espero que lo puedas seguir pronto porque está realmente interesante.

    Ánimo!!!

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  2. HERMOSO!

    Simplemente hermoso! Estuve al borde de la lágrima...

    Como siempre, haz conseguido plasmar los sentimientos de una forma realmente bella. Te felicito, de todo corazón. Tu novela cada vez me atrapa más.

    Espero con ansias el siguiente capítulo.
    Besos!

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  3. que alegria volverte a leer...me encantaron estos capitulos...poder estar en la mente de Mike por un tiempito...jajaja gracias bessosss

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  4. Judiiii
    Lo sabes, ¿No?
    Precioso *_______________________*

    Esto sí que es una historia de amor en toda regla :D:D

    A mí me hacen un regalo de cumpleaños así y me da un algo, eh¿? jajajaja. Y si me lo hace Mike pues... no words xDDDDDD.

    Te quiero un montónnnn!!!!!

    Tu cigarrito andante xDDD

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  5. Mother Of God, Judi, hija mía... No vuelvas a hacerme esto. Me has dejado a cuadros...
    De verdad. Y con respecto a lo de las reclamaciones... xD Tú fuistes la que me dijistes que ibas a subir esa tarde!! No es mi culpa! xDD

    TE QUIERO, guapa.

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  6. Precioso Judith, tu historia me ha enamorado por completo, la leí en 2 semanas completita y sólo puedo felicitarte esta increible

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  7. Increible, Judith increible, todos los capitulos que has escrito desde la mente de Michael son preciosos pero este en especial me ha hecho soñar y dejarme llevar por mi imaginación, los otros también pero este ha sido espectacular. Me ha encantado!
    Ya estoy esperando con impaciencia el siguiente, el ansiado reencuentro! Seguro que será precioso. ^^
    Espero que te hayan salido muy bien los examenes y que puedas seguir subiendo capis prontito.
    Un besito preciosaa!

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  8. Buf, hacia un siglo que no escribía por aquí jiji.
    Bueno Liberian, decirte que está genial esta historia, de verdad que me encanta :)
    ¿Y que más? pues.. xD
    Te animo a que sigas escribiendo así de bien y te animo con los exámenes, que estando en 2º no es nada fácil dedicar un tiempo a escribir esta historia. Gracias por seguir :)
    Y MUCHO ÁNIMO! ;)

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  9. q puedo decir?
    HERMOSO!
    me has echo llorar pero de alegría ♥
    me encanta como plasmas los pensamientos en una forma tan linda, no se, mágicamente x)
    espero q puedas actualizar pronto
    y buena suerte en tus exámenes :)
    Saludos! :D

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  10. Cariño, espero que te hayan ido genial los exámenes, seguro que sí. :)
    Estoy deseando que se reencuentreeeeen!
    Ais, si es que..qué más quieres saber..? Que me encanta todo ESTO? cada párrafo, cada palabra..ESTO sí que tiene verdadera magia(:
    Te mando un abrazo enormee Judith!
    Espero pronto la continuación!`
    Paola♥

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  11. Por fin me pongo al día con todos los capítulos. Descubrí esta hermosa historia hace pocos días y la he disfrutado infinitamente, de todo corazón las más grandes felicitaciones para su maravillosa autora, eres lo máximo me encanta tu forma de escribir y además me agrada mucho que tu historia se esté desarrollando en una época tan maravillosa como la de Off The Wall, lo cual da para pensar que hay historia para rato o al menos eso espero je je!.

    Reitero mis felicitaciones a ti querida autora, un beso!

    Anita.

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